Mundo Deportivo (Barcelona)

Sagan despeja dudas y gana la Gante-Wevelgem

Se impuso al sprint después de 241 kilómetros y logró el segundo triunfo de la temporada

- Celes Piedrabuen­a

Después de sellar una 23ª plaza en la E3 Harelbeke dos días antes y de una temporada en la que hasta ayer sólo había logrado la victoria en la cuarta etapa del Santos Tour Down Under de Australia, allá por el mes de enero, había un cierto run run alrededor del inicio de año de Peter Sagan, acostumbra­do a abrazar la suerte del éxito con una mayor asiduidad. Pero cuando se le preguntaba al acabar la Harelbeke él respondía que no pasaba nada, que así era el ciclismo, y que esperaba que le fuera mejor el domingo. ¡Y vaya si acertó! La Gante-Wevelgem es una clásica que domina, en la que había ganado dos veces y en la que iba a adoptar una táctica conservado­ra que le acabarían dando sus frutos.

De inicio, en una carrera de 241 kilómetros, que transcurre en buena medida por los campos de Flandes, y en la que los corredores tan pronto dan pedales sobre el asfalto, como sobre las pistas de tierra o los adoquines, se formó una numerosa escapada que llegó a tener más de ocho minutos de margen. Por detrás, los equipos de los favoritos no se inquietaro­n y pusieron en marcha el modo caza, hasta que a 25 kilómetros de meta los atraparon. Fue entonces cuando se sucedieron los ataques de los gallos del pelotón. El primero en dejarse ver fue Philippe Gilbert, que en el segundo paso por el Kemmelberg, la única colina adoquina de las siete por las que tienen que pasar los corredores, apretó de lo lindo. ¡Cómo se retorcían los ciclistas encima de sus bicis en el paso del Kammelberg en sus rampas!

Controlada la fuga, se formó un selecto grupo, entre los que estaban Sagan, Viviani, Groenewege­n, Matthews, Démare, Laporte, Trentin... Gilbert se dejó la piel para Viviani, mientras Peter Sagan, astuto y calculador, no daba ningún relevo, agazapado, a la espera de su momento. La carrera avanzaba y aumentaba la tensión. Los menos rápidos al sprint lo intentaron antes de que se produjera la muerte súbita, sabedores de su inferiorid­ad, hasta que en el último kilómetro apareció el triple campeón del mundo.

Peter Sagan, que casi no se había dejado ver, salió por la izquierda. En nada ganó unos metros, y Viviani, que iba por la derecha, tuvo un pestañeo de más, el tiempo suficiente para que Sagan lograda unos metros de ventaja, suficiente­s para lograr la victoria, la tercera en la Gante-Wevelg. em. A su lado, Viviani entraba golpeando el manillar y una vez puso el pie en el suelo era víctima del llanto, producto de la tensión acumulada y de la rabia.

Tras bajarse del podio, Sagan reconocía que probableme­nte hubiera atacado demasiado pronto, “pero al final ha salido bien. Ganar al sprint siempre es complicado, como una lotería”

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FOTO: AP Sagan entra primero en meta, ante el gesto de rabia e impotencia de Viviani, segundo

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