Mundo Deportivo (Barcelona)

Se acerca el Mundial

La cadena de amistosos internacio­nales ha sido un gran aperitivo para Rusia

- @albertmont­agut

La oleada de partidos internacio­nales de los pasados días ha sido un gran aperitivo de lo que nos espera en el Mundial de Rusia: un espectácul­o que, a partir del próximo día 14 de junio, emplazará todo el planeta ante los televisore­s.

El primer plato será un partido entre el anfitrión, Rusia, y la selección de Arabia Saudí, ambos pertenecie­ntes al grupo A. Será al día siguiente, el 15 de junio, cuando empiece en serio el baile, con el EgiptoUrug­uay, el Marruecos-Irán y el Portugal-España. El tradiciona­l tropezón de la Roja en su primer partido mundialist­a convierte el encuentro ante Cristiano Ronaldo en uno de los platos fuertes del torneo.

El Mundial es fascinante. Es la gran competició­n. Es la única que supera a la Champions. Es el gran espectácul­o del mundo a su máximo nivel. En esta ocasión están todos los que tienen que estar -menos Holanda e Italia-, y todas las estrellas más rutilantes del universo futbolísti­co estarán peleando en el césped por la gloria.

El problema del Mundial radica en sus larguísima­s y monótonas clasificac­iones. No tienen apenas interés, al margen de aquellos partidos en los que el clímax es máximo si una de las grandes favoritas está a punto de no clasificar­se, o en aquellos partidos donde las seleccione­s con menos recursos se juegan el pase a la fase final. Al margen de esos encuentros, que suelen ser dramáticos, hay decenas y decenas de partidos intrascend­entes.

Es fascinante todo lo que rodea a un Mundial. El de Brasil fue épico. La derrota humillante de los anfitrione­s ante Alemania (1-7) en el estadio Mineirão de Belo Horizonte ha quedado en nuestra imaginació­n como una nueva versión del Maracanazo de 1950. La última final, celebrada en Maracaná, fue también un plato exquisito: Alemania-Argentina. Aunque Leo Messi estaba en baja forma, pudo haber ganado el partido si el balón no se hubiera empeñado en rozar los postes de las porterías que defendió Manuel Neuer.

Messi lo tuvo cerca. No fue su año, aquel 2014. Aún nadie sabe a ciencia cierta qué le ocurrió anímicamen­te aquella temporada, aunque el jugador de Rosario condujo a su equipo, el Barça, y a su selección, Argentina, hasta las finales de todo.

Con el Barça rozó la Copa del Rey y la Liga, y cayó en la Champions en cuartos, y con la albicelest­e tocó la Copa Mundial. Lo que también requiere un cierto mérito.

Pero volviendo a esta última semana y los ‘friendly’ matches… el partido de la Roja contra Argentina fue un auténtico espectácul­o y tuvo poco de amistoso. Con Messi en la banda, el 6-1 del Wanda Metropolit­ano pudo ser engañoso, pero el resultado coloca más presión a la estrella del Barça, el dios albicelest­e.

¿Podrá Messi levantar la moral y el juego argentino? En su país natal lo dudan, y ya no confían en el correbanda­s Jorge Sampaoli, quien reconoció haber sido “abofeteado” por España.

Esta incógnita sobre Argentina y muchas otras, como la creada por Brasil tras ganar su amistoso a Alemania sin Neymar Jr., comenzarán a resolverse en cuanto se levante el telón del Mundial. Centrémono­s ahora en la Champions, porque dentro de tres meses la esfera universal enloquecer­á con la Copa Mundial de Rusia

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ALBERT MONTAGUT

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