Setenta y tres chilenas
Atresmedia convirtió el espectacular gol de Cristiano en vulgaridad televisiva
El miércoles, en Jugones, abrieron con una solemne repetición de la chilena de Cristiano Ronaldo y Pedrerol pidiendo silencio a los que habían sido críticos con el portugués. Y así empezó el programa. Casi un monográfico de la espectacular chilena de Cristiano a juzgar por las veces que tuvimos que verla: hasta setenta y tres repeticiones del gol, desde distintos ángulos y velocidades, siete de ellas con la tecnología de los 360 grados. Había momentos que, mientras Pedrerol hablaba, veíamos dos repeticiones simultáneas en las dos pantallas del plató. Más que un bucle era un espiral de vértigo que acababa por desvirtuar el gol: tan repetido y tan recortado, tan multiplicado, tan triturado, que se desvanecía su belleza para convertirlo en un vulgar GIF. Convierten la admiración y la devoción en simple saturación visual de ráfagas de una sola chilena machacada hasta la saciedad televisiva. Se pierde la exquisitez visual del gol para convertirlo en metralleta óptica.
Pasó lo mismo con la narración del gol por parte de Antonio Esteva la noche anterior. Más que una narración emocionada fue un alarido desgañitado de radio trasnochada. Esa especie de asfixia desaforada, esos gritos como si vomitara el alma, esa voz rota teatral, no sólo empañó la distinción del gol: el locutor acabó por capitalizar el protagonismo televisivo de la jugada.
El espectador acabó fijándose más en el show acústico de ese hombre vociferando enronquecido que admirando lo que sucedía en el césped. La elegancia futbolística no fue acompañada de la elegancia narrativa. Más que emoción pareció desquicio y más que autenticidad, puro espectáculo de estilo chabacano.
Por la noche, en El Chiringuito, remató la jornada Tomás Roncero con su grosería victoriosa. Apareció con un muñeco de CR7, poniéndoselo en las narices de Cristóbal Soria, lanzándole una larga arenga prepotente, grosera y amenazante.
Tres cadenas de Atresmedia (LaSexta, Antena3 y Mega) convirtiendo la distinción futbolística de un gol exquisito y magistral en la televisión más tosca