‘Big Sam’, renovación y ping-pong
Una cláusula de rescisión de 120 millones y bonus por títulos conseguidos y premios individuales
El ‘comodín’ del juego de la renovación le sobra a Samuel Umtiti, una persona acostumbrada a apostar en la vida sin miedo a equivocarse. Sebastian Flochon, su amigo desde los 5 años que coincidieron en el club de fútbol de Ménival (Lyon) aún recuerda ese verano en que le invitó a pasar con él las vacaciones. A Sebastian le habían comprado una bicicleta nueva y Sam quiso probar pero acabó en la cuneta. Ni la bicicleta ni la piscina, pero cuando le dabas un balón su cara cambiaba. Ahora el balón no es suficiente, la cara de ‘ Big Sam’ cambia cuando le cuenta a sus amigos su vida en el Barça y en Barcelona.
Umtiti ha desarrollado en poco tiempo un sentimiento de pertenencia a la familia blaugrana. Ha encontrado en el vestuario grandes amigos con los que compartir un almuerzo en la Barceloneta y el paseo por la ciudad - Ter Stegen, André Gomes...-, otros tipos con los que reír y hablar de la vida como Gerard Piqué, su cómplice, el que todos esperan que cuelgue la foto de ‘Big Sam ‘ y un ‘Se queda’ que esta vez se cumpla. También otros a los que admira por su sencillez ( Iniesta) o por su determinación ( Busquets). Pero por quien más le preguntan es por Leo Messi, el comentario que más le hacen, incluso en la concentración de los ‘bleus’ es: “Tú podrás contar que jugaste con Leo Messi: eres El Privilegiado”. Y ese sentimiento de vivir un sueño es lo que hizo que Samuel se besara el escudo tras el gol que ayudó a que subiera en el marcador. Necesitaba decirle a la gente del Barça que una cosa es la negociación para renovar su contrato y otro muy distinta, su sentimiento. Que nadie se confunda, él sólo siente gratitud por el Barça pero más aún, se siente un privilegiado.
A Umtiti la reacción de protección del público hacia su amigo André Gomes después de que si hicieran públicos sus miedos, sus temores, le emocionó. Él ha vivido la lucha del portugués por recuperar su autoestima, sabe cómo de importante era cambiar los pitidos por aplausos.
Renovará. Y la firma se hará en una mesa de ping-pong, su otra debilidad. Aceptará que le doblen la cláusula, que algunos de los ingresos vayan ligados a títulos conquistados, que un porcentual marche unido a su rendi- miento, que tenga premio estar en el once más valioso para la FIFA, que se reconozca sus estadísticas.
Sam se ha adaptado perfectamente a Barcelona, su carácter es mucho menos delicado que el de algunos de sus compatriotas; tímido hasta que entras en su círculo, después pasa a ser protector y entrañable.
La huida con nocturnidad y alevosía de Neymar al PSG ha supuesto una lección de vida en el vestuario blaugrana: el dinero no da la felicidad. Para un futbolista, no tiene precio que Leo Messi corra a abrazarte y sonría cuando te besas el escudo. ‘Big Sam’ lo tiene claro: quiere seguir haciendo historia junto al más grande