Responsabilidad compartida
Tras el siniestro total en Roma toca análisis, autocrítica y proposición de enmienda. Por muy indignos que fueran esos 90 minutos, el Camp Nou no debe declararse zona catastrófica, aunque esa costumbre sea muy culé. Y no caer en la tentación de quemar a todos los jugadores, matar al entrenador y fusilar al presidente aunque sí enumerar sus errores. Afortunadamente, el batacazo europeo llega en plena época de éxitos deportivos y este equipo, que acaba de igualar el récord de imbatibilidad en la liga, todavía puede conquistar un doblete que, aunque sea cotidiano, no son migajas. Ser el mejor durante todo un año en la liga más potente del mundo tiene mérito. Pero está claro que son demasiados fiascos seguidos en la Champions. Y la responsabilidad es compartida. A Bartomeu le cuesta actuar a pesar de los resortes que le advierten. La dirección deportiva no acierta. Sustituir a Neymar con dos suplentes de 250 millones de euros que no juegan los cuartos de final de la Champions es un disparate. Sergi Roberto lleva tres años jugando de lateral. La plantilla ha ido perdiendo capital en cada temporada. Monchi quedaba libre el verano pasado. Llegó la hora de regenerar la plantilla fichando titulares en lugar de suplentes, algunos de los cuáles, no habrían imaginado nunca estar en el equipo de Messi. Valverde, que es un magnífico entrenador, no le podía sacar más rendimiento a este grupo limitado. Quiso ir a todo gas a por las tres competiciones con 13 o14 jugadores y han llegado fundidos a la recta final. Y los partidos grandes no se pueden jugar con jugadores renqueantes como Busquets, Piqué o Iniesta .Y forzar a Messi contra el Leganés. Y los futbolistas son culpables de creerse que, tras el 4-1 de la ida, la de Roma era una visita turística. En Europa no se puede jugar al ralentí. Se ha desaprovechado la ventaja de tener a Messi. Solo una Champions de las últimas 7 ediciones. Es un pecado. En el Barça deben estar los mejores en cada posición, en el césped y en los despachos