La culpa es de todos
CAMP NOU
Después de las grandes derrotas, es habitual la búsqueda de culpables, de responsables. Y también es habitual que los más débiles, entrenadores y directores deportivos, acaparen las críticas. El Barça es un ejemplo perfecto. La pasada temporada, Luis Enrique fue el gran señalado en París, por sus propios futbolistas, y en Turín, junto con Mathieu, por los analistas.
Tras el sorprendente 3-0 en el Olímpico de Roma, Valverde también ha concentrado los análisis por un planteamiento de equipo menor, sin Dembélé, y por la falta de reacción desde el banquillo, a diferencia de Di Francesco, que cambió el dibujo de la ida y exhibió más recursos tácticos. Algunos directivos, según desveló Xavi Campos en Catalunya Ràdio, cuestionan el escaso protagonismo en la eliminatoria de Paulinho y la obsesión del técnico por el 4-4-2. La pregunta es obligada: si no les gusta el 4-4-2, ¿por qué ficharon a Valverde?
Otra víctima de la debacle europea es Robert, que con sus fichajes ha renovado la plantilla pero no el once titular. En Roma, repitieron ocho campeones de Europa de 2015 en Berlín, con tres años más, mientras que las plazas de los que se despidieron,
Alves, Mascherano y Neymar, las ocuparon Semedo, Umtiti y Sergi Roberto.
Pero, ¿y los jugadores? Su cuota de responsabilidad suele ser diferente, mucho mayor, en las victorias que en las derrotas. En Roma, como en París y en Turín, no solo rindieron por debajo de su nivel habitual sino que jugaron sin carácter, sin alma.
Desde el primero al último. Los defensas salieron retratados en los goles: Umtiti, errático desde que habla públicamente de su continuidad, y
Alba, que en cuatro días ha enterrado sus inmejorables sensaciones de triplete, mostraron una pasividad inexplicable en el primero; Piqué perdió el duelo individual con Dzeko en el segundo; y Semedo acompañó con la mirada a Manolas en el tercero. El centro del campo fue de la Roma y en ataque los cracks fueron irrelevantes.
Ojalá la popular frase “cuando ganamos, ganamos todos; y cuando perdemos, perdemos todos” se convierta algún día en realidad
La cuota de los jugadores suele ser mayor en las victorias que en las derrotas