Espai Messi
Construir un equipo sin Leo que responda a la excelencia del Espai Barça será durísimo porque no es cuestión de dinero (aunque costará más que el Nou Camp Nou), es cuestión de una idea
Núñez, Gaspart, Laporta, Rosell, Bartomeu..., los presidentes del Barça, desde 1999, llevan décadas trabajando para lograr el acuerdo con el Ajuntament para reforma del entorno del Camp Nou y el jueves, por fin, se logró el consenso con todos los grupos municipales a excepción de la CUP. Las obras del estadio arrancarán este mismo verano y la finalización de todo el proyecto está prevista en 2022/23. El coste del Espai Barça se cifra en 639 millones.
En 2021 expira el contrato de Messi. Vamos, que no sabemos si Leo llegará a jugar en el Nou Camp Nou. Lo que sí sabemos es que trabajar en lo que debe ser el Barça después de Messi es de la máxima trascendencia. Un objetivo de excelencia, como es el Espai Barça, exige la réplica de un equipo de la misma excelencia. Y sin Leo cuesta imaginarlo. Es más fácil imaginar un estadio que genere al club nuevos y millonarios recursos, que aporte equipamientos para los sponsor y que el lucro de multitudinarias visitas, que prever cómo será todo esto sin Leo. Tanto es así, que uno se atrevería a decir que llenar el
Espai Messi va a costar bastante más que construir el Espai Barça.
Bartomeu, personalmente, está obsesionado con eso. Con ir construyendo desde ya un Barça en el que exclusivamente por cuestión de edad, Messi ya no pueda dar todo lo que ha dado. Por ejemplo, esta herencia del Espai Barça. Sin Leo en el equipo, como firmante de un Barça inmenso durante la última década, no habría sido posible diseñar un proyecto como el que se ha diseñado para todo el siglo XXI. Lo malo es que hay que desarrollarlo sin él.
Suplir a Messi, individualmente, es imposible. Y colectivamente no se hace ni en dos días, ni en dos meses, ni en dos años. De hecho ya debería haberse planteado, o semiplanteado, pero no ha sido así. Y sí se ha intentado, no ha salido bien pese a la millonada invertida que, sin duda, es más de lo presupuestado para la reordenación de todo el entorno del Camp Nou y del total del Espai Barça.
Imaginar un Barcelona sin Leo es agobiante porque es inevitable pese a desear que lo vivido con Leo fuese eterno. Y llegar a consolidar la sucesión resultará aún más complicado porque, en el fondo, no en la forma, esto no es una cuestión de dinero. Sólo de dinero. Si fuera por pasta, podría hacerse como se hará el Espai Barça. Pero se trata de una idea de juego. De apostar, de volver a radicalizarse en su implantación No es ganar, es de qué manera se gana. No es perder, es de qué manera se pierde