Mundo Deportivo (Barcelona)

La fuerza de Valgren toma la Amstel

El exceso de marcaje al final entre el tricampeón mundial Sagan y Valverde propició que triunfara el último ataque tras 261 kms

- Celes Piedrabuen­a

Cuando en 2016 el italiano Enrico Gasparotto le arrebató el triunfo en la Amstel Gold Race, el danés Michal Valgren Andersen dijo que volvería a la ‘Clásica de la Cerveza’ y que lograría el triunfo. No lo pudo hacer en 2017, pero ayer cumplió su palabra en la 53ª edición de la prueba que inaugura una gran semana de clásicas ciclistas. El primer asalto del Tríptico de las Ardenas –262 km y 35 pequeñas ascensione­s– había rediseñado el final de su recorrido, el Cauberg ya no era la cota final y los últimos 12 km presentaba­n una propuesta distinta, con la carretera más estrecha y una ligera subida que apenas ofrecía dificultad, pero que dolía lo suyo en las piernas tras el desgaste previo.

Nueve valientes protagoniz­aron casi de inicio una escapada que llegó a tener algo más de 15 minutos de margen respecto a un pelotón que no se puso nervioso y que tiró de paciencia para ir reduciendo la diferencia. Era cuestión de tiempo. Por detrás, Movistar siempre controló la carrera, con Mikel Landa cubriendo las espaldas a Alejandro Valverde, y con Bahrain-Merida, Sky y Astana muy bien colocados. A su lado, Peter Sagan, Greg van Avermaet y un Philippe Gilbert que poco a poco fue perdiendo peso entre los gallos. Buscaba el belga su quinta victoria en la Amstel, y de esta forma igualar el registro de cinco triunfos del holandés Jan Raas.

Con 230 km en las piernas y los escapados notando el aliento de los gallos en la nuca, se sucedieron los escarceos en el grupo de los favoritos: Izagirre, Gasparotto y Kreuziger tuvieron sus momentos de gloria. Por detrás, todos estaban atentos a las ruedas de Valverde y Peter Sagan, ambos ya sin compañeros que les ayudasen en los compases finales. ‘El Bala’ iba muy serio y acabó de romper el grupo selecto de los favoritos en el Geulhemmbe­rg. A 6,4 km de meta Michael Valgren probó un primer ataque para ver cómo iban sus rivales, y a menos de 2 km dio el hachazo definitivo. Justo en el falso llano previo a la última ligera subida, antes de iniciar la bajada hacia Berg En Terblijt. El danés del Astana tuvo de su lado la fuerza de sus piernas y el exceso de marcaje de los dos principale­s favoritos a estas alturas, Valverde y Sagan. Ninguno de los dos se decidía a atacar. Ninguno de los dos quería hacerle el trabajo al otro y así fue como Valgren se plantó en el último km junto a Kreuziger. La victoria era cosa de dos. Valgren lanzó el ataque final y logró una justa victoria que parecía predestina­da bien para Sagan, Gilbert o Valverde; pero así son las clásicas.

21 años después un danés (Bjarne Riis, 1997) se tomó la jarra de cerveza

en lo alto del podio de la Amstel, el primer acto del Tríptico de las Ardernas. Valverde hizo una gran carrera, pero no pudo ser. Próxima oportunida­d, el 18 de abril en la Flecha Valona, donde el murciano defiende la victoria de 2017 y donde busca su sexta corona

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:EF r se tempora ofesional, de ebutara en 2011 to

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