El cansancio de las victorias

Está muy bien priorizar la Champions sobre el resto de competiciones. Pero no a cambio de rebajar el valor de la Liga o de la Copa. Luis Suárez lo decía al terminar el encuentro contra el Valencia al comentar que parecía que la Liga tenía poco mérito. Anda el barcelonismo deprimido por haber sucumbido ante la Roma en circunstancias que lo hacían impensable. El Barça se apea nuevamente en el umbral de las semifinales. Es un gran drama a pesar de poder ganar los otros dos granes trofeos. Veo un impetuoso programa de entrar en los mercados y fichar lo más caro que se encuentre para que el año próximo se llegue a la cumbre de Europa. Pero, ¿no se ha invertido desmesuradamente en los fichajes de esta temporada para parar el golpe psicológico de la huida de Neymar? Coutinho y Dembélé son excelentes jugadores que no han ofrecido el espectáculo que se esperaba de ellos. Los grandes fichajes de los últimos años han servido para satisfacer las ilusiones de la afición pero no se han traducido en éxitos espectaculares. El Barça ha conquistado tantos títulos porque las incorporaciones han sabido entenderse con el gran arquitecto Leo Messi. Que Ter Stegen haya obtenido el récord de 39 partidos invictos tendría que ser motivo de grande entusiasmo. También otra Liga y, posiblemente, otra Copa. El pinchazo con la Roma no lo atribuiría a la falta de nuevas figuras sino a una utilización más racional, profesional y deportiva de los activos con los que se cuenta. El equipo ha llegado a la última milla de la temporada con el cansancio de las victorias, con una confianza excesiva plantándose en Roma con un resultado que presagiaba una eliminatoria resuelta. No falta talento ni táctica. Lo que se echó en falta es nivel físico para responder con más impetuosidad a la furia de los romanos. Hoy el Celta no debería romper el récord de la racha invicta. El doblete no puede ser considerado un trofeo menor. Es inevitable fichar pero nunca en caliente, después de un disgusto en Europa. Racionalidad, por favor