SUPERCAMPEÓN
Exhibición de Rafa Nadal ganando su 11º título en Montecarlo sin ceder un set y entregando 21 juegos Apabulló a Kei Nishikori (6-3 y 6-2) para revalidar corona y conservar el número uno mundial ATP
“Honestamente, es difícil reconocer que se puede jugar mejor. Muy agresivo, con la derecha, el revés, el saque. He defendido bien, también restado. ¿Qué más se puede decir?”. Nada si lo suscribe quien es el autoexigente por antonomasia, quien en vez de celebrar el triunfo sobre Grigor Dimitrov en semifinales se marchó rápido a por el teléfono móvil para pedir a su entrenador, Carlos Moyà, que reservase una pista de entrenamiento porque no había quedado satisfecho con su ‘drive’ y había que afinarlo. Se maravilló ante Thiem (el enemigo), no tanto frente a Dimitrov y sí en el remate ante Nishikori, “no a la altura de lo de Thiem, pero sí con solidez”, dijo.
Rafa Nadal es capaz de sorprenderse incluso a sí mismo por el tenis que es capaz de desarrollar a los 31 años. Pone el listón al más alto nivel, y lo alcanza con una determinación pasmosa. “Desde la silla se ve más fácil de lo que parece y es”, había advertido días atrás. Pero con exhibiciones como la de esta semana resulta complicado no sentarse y esperar a ver cómo el depredador de la tierra se cobra una nueva presa. En modo intocable sumó su undécimo título en el Masters 1000 ATP de Montecarlo, una cifra que no pocos profesionales firmarían en el global de torneos en su palmarés. Dominador absoluto, cerró el recital avasallando al japonés Kei Nishikori, 6-3 y 6-2 en 1h.33’.
Rafa Nadal, supercampeón en una de sus citas fetiche dando continuidad a la hegemonía sellada de 2005 a 2012 y en 2016 y 2017. Defendió con éxito el nº 1, a 100 puntos del suizo Roger Federer, y hoy inicia su semana 171 al frente. Levantó su trofeo 76 en el circuito, 31º de Masters 1000 (líder dejando con 30 a Djokovic), el 54 en arcilla y primero de esta temporada.
No entregó ni un solo set, y son 36 consecutivos ganados en tierra, serie que inició a partir de la derrota ante Dominic Thiem en Roma’17. Concedió 21 juegos en el torneo. La obra de un superdotado, pero también un trabajador incansable. A veces de tantos méritos contraídos en vivo y en directo esconde factores que subrayan incluso sus gestas. Enterró en un suspiro las peripecias previas, que él sí tenía muy presentes, como acicate para superarse: “Es una gran sensación viniendo de unos cuatro o cinco meses complicados, de una lesión”.
Montecarlo es su primer título desde octubre (Pekín), mes en el que había cerrado al completo un evento ATP, con la derrota en la final de Shanghai ante Federer. Su rodilla empezó a quejarse, y no concluyó ni París-Bercy ni el Masters Final ATP de Londres. Pretemporada retrasada, así como la reaparición, en el Open de Australia, donde se retiró en el quinto set de cuartos ante Marin Cilic. Lesión en el psoas ilíaco de la pierna derecha, zona en la que padeció otro revés físico cuando estaba a punto de jugar Acapulco. Adiós asimismo a Indian Wells y Miami.
Directo a la tierra de la Copa Davis, donde emitió señales certificadas cum laude en Mónaco. Delante, un Nishikori en franca ascendencia tras la operación de muñeca en agosto. Se presentó en la final tras dos maratones, ante Cilic y Zverev, un hándicap. Aunque para mala suerte, la de apechugar con Nadal, que lo arrinconó con un ritmo asfixiante. El show se traslada al Godó
Son 36 sets seguidos ganados en tierra
Líder en Masters 1000 con 31 y en títulos en arcilla (54), iniciará su semana 171 de nº 1