Represión y presunción de culpabilidad
1. Todos los hijos de los futbolistas del Barça, en el césped del Wanda, llevaban la camiseta del Barça de esta temporada, con Rakuten en el pecho. Sólo uno, tiraba de camiseta antigua: ahí estaba Thiago Messi, con Qatar Airways como patrocinador. Como pasa en tantas familias, no se puede comprar la camiseta nueva cada temporada. Cuestan un pico.
2. N’Zonzi, de largo el mejor futbolista del Sevilla, tras el 5-0 hizo lo que no se debe hacer nunca en caso de derrota: irse de fiesta, a la discoteca, con unos amigotes. Ha pedido disculpas a la afición sevillista. Lo que quizá todavía no sabe N’Zonzi es que, para más Inri, la discoteca Opium es propiedad de un directivo del Barça, Javier Bordas. Las imágenes les han dejado en evidencia. La forma como obligaban a los aficionados del Barça a sacarse y tirar las camisetas amarillas, la manera de requisar bufandas del mismo color y de prohibir pancartas donde ponía “libertad” han dado la vuelta al mundo. Al no poder prohibir pitidos y banderas independentistas, la obsesión del ministro Zoido en la persecución del color amarillo ha tenido efecto boomerang. Ha dañado la marca España, mostrando la represión y la falta de libertad al mundo. La presunción de culpabilidad de la afición del Barça fue tan flagrante, que los aficionados del Sevilla no tenían que pasar los mismos controles. Y aporto un dato nuevo de un caso particular. Padre e hijo socios del Barça van a la final. En el descanso, con el 3-0, el hijo va al bar, se pone a gritar “llibertat presos polítics”, como tanta otra gente. Se le acercan dos policías, se lo llevan retenido durante 40 minutos, no le dejan avisar a nadie. Se pierde el segundo tiempo y, cuando el partido está terminando, lo sueltan fuera del estadio. Lógicamente, el chico ya ha interpuesto la demanda pertinente. Bien hará el Barça en pedir explicaciones a la RFEF y al gobierno de España