Mundo Deportivo (Barcelona)

Pastrana, a golpes contra los prejuicios

- @gemmaherre­ro Gemma HERRERO

Joana Pastrana (Madrid, 1990) ya tiene fecha: el 22 de junio en Alcobendas. Ese será el día en el que peleará contra la alemana Oezlem Sahin por el título de campeona del mundo de peso mínimo de la FIB (Federación Internacio­nal de Boxeo). “Estaba ansiosa, desesperad­a”, reconoce la boxeadora, la primera en España en proclamars­e doble campeona de Europa, y que ha esperado durante siete meses para tener día y lugar para el combate. La promotora de Pastrana, Guantes de Lobo, había ganado la subasta para organizar el combate, pero no había manera porque la china Zongju Cia, la campeona del mundo, lo estaba relegando hasta que ha sido desposeída de su título después de alegar una lesión que el médico de la FIB descartó. La siguiente en la lista era Oezlem Sahin, que aceptó el reto.

“Han sido unos meses muy difíciles, en los que he tenido que armarme de paciencia y seguir entrenándo­me sin saber quién era mi rival; si era alta, baja, diestra o zurda. Ahora cambia todo, absolutame­nte todo, ahora ya hay un objetivo concreto y una motivación”, admite Pastrana aliviada. “He visto todos los combates de Sahin y es más bajita que yo, diestra, muy fuerte y con una gran confianza porque tiene mucha experienci­a y de 24 combates sólo ha perdido uno, pero yo seré su medicina, su punto débil seré yo. Voy a ser campeona del mundo”, dice la boxeadora con una determinac­ión que no admite peros ni dudas. “Es el objetivo de mi vida”. Sólo hace dos años que es profesiona­l, pero su progresión ha sido asombrosa.

Joana Pastrana ha tenido que pelearse contra todos los estereotip­os y prejuicios que rodean al boxeo. “Me han llegado a preguntar que con la carita que tengo, con lo guapa que soy, cómo me dedico a ésto. Y mira, intento tomármelo con filosofía porque hay veces que me dan ganas de contestar que con lo feo que eres lo que no me explico es que no lo hagas tú. ¡Como si tuviera que ser deforme para boxear! También existe la creencia errónea de que somos burros, tarugos. Si ves mis combates y mis entrenamie­ntos te darás cuenta de que todo está absolutame­nte medido, trabajado. Todas las manos que meto están repetidas en los entrenamie­ntos una y un millón de veces”, explica. Ahora confía que su ilusión sea contagiosa y los aficionado­s al boxeo se animen para llenar el pabellón José Caballero de Alcobendas. Y también los patrocinad­ores.

Se crió en Pan Bendito, un barrio deprimido y humilde de Carabanche­l. Su padre es carpintero, su madre controlado­ra de un parquímetr­o, tiene una hermana menor y a los 12 años su familia se trasladó hasta Lozoyuela, un pueblo de la sierra de Madrid donde sus padres buscaron más seguridad para sus hijas. “Yo siempre he sido muy movida, como un rabo de lagartija. No me podía estar quieta y siempre hacía deporte. En el colegio jugaba al fútbol y los chicos me escogían para su equipo de las primeras. Practiqué fútbol, fútbol sala, el baloncesto, hasta que un día nos apuntamos con unos amigos al gimnasio y probé con el Muay Thai y pensé que los deportes de contacto eran lo mío”, rememora.

A los 16 años empezó a trabajar en un bar de un polígono de camarera. Y hace cinco dio por primera vez su primera clase de boxeo: “Y fue instantáne­o. Un flechazo. Me encantó el subidón de adrenalina, era lo que estaba buscando y no me conformaba con ir los lunes y los jueves así que alterné varios gimnasios, a uno iba lunes y jueves y a otro miércoles y viernes. Trabajaba en el bar de siete de la mañana a seis de la tarde y en cuanto salía me iba a entrenar”. Cuando se hizo profesiona­l, en el 2016, dejó su trabajo de camarera para dedicarse plenamente al boxeo.

Su mánager Alvaro Gil y su entrenador, el boxeador Nicolás González, han sido claves en su fulgurante progresión: “Al principio ganaba todos los combates por k.o. pero ellos me convencier­on de que no fuera tan impulsiva, que si salía así, a arrollar, a lo loco, también me podía ir al suelo yo. Les hice caso y fue la mejor decisión. Ahora escucho siempre lo que me dicen en la esquina, confío en ellos completame­nte”.

La lucha contra la báscula

Con 1,61 de estatura, el peso habitual de Joana ronda los 55 kilos, pero para competir tiene que estar en los 47 con 600 gramos exactos. Así que a partir de ya empieza otro combate: “Ya no entra nada de grasa en mi cuerpo, ni de fritos, ni dulces. Verduras, y todo al vapor y al horno. Llego a soñar con comida, te lo prometo, pero cualquier cosa, cualquier sacrificio, merece la pena”.

El 22 de junio estarán sus padres “aunque mi madre no me puede ver, da vueltas alrededor del pabellón hasta que alguien le dice que ya está y vuelve” y también su novia “que forma parte de mi equipo y es fundamenta­l para mí. Me anima, me aguanta, siempre está a mi lado y hasta llega a hacer dieta conmigo. Está deseando que llegue el combate”.

El único que ha perdido fue en octubre de 2016 y por un solo punto. Peleaba por el título Silver WBC en Alemania cuando en el segundo asalto impactó con su mano derecha en el lateral del rostro de Tina Rupprecht y se rompió el segundo metacarpia­no. Aún así, aguantó hasta el décimo asalto: “Ni yo me explico cómo pude hacerlo, pero aquello me hizo crecer. Me operaron, me pusieron una placa y unos tornillos y estuve cinco meses entrenándo­me con el brazo derecho en un cabestrill­o y dándole con la izquierda, ‘la mala’. Ahora soy igual de fuerte con las dos manos”.

Se entrena con hombres y alguna vez se ha llevado un buen golpe “porque les suben las hormonas y cuando ven que una chica les está pegando… pero no es lo habitual”. Ha ido a dar charlas también a colegios: “Y no me centro en el boxeo y les digo a las niñas que pueden hacer lo que quieran, lo que sueñen, que están capacitada­s para ello y que nadie las frene. La igualdad es eso”. Su gran sueño, ser campeona del mundo, ya tiene fecha. “Y no se me va a escapar de ninguna de las maneras”, afirma orgullosa

La boxeadora madrileña peleará por el título del peso mínimo FIB en junio

“Voy a ser campeona del mundo. Es el objetivo de mi vida”, dice con determinac­ión

 ?? FOTO: EFE ?? Con 1,61 de estatura, el peso habitual de Joana ronda los 55 kilos, pero para competir tiene que estar en los 47 con 600 gramos exactos
FOTO: EFE Con 1,61 de estatura, el peso habitual de Joana ronda los 55 kilos, pero para competir tiene que estar en los 47 con 600 gramos exactos
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain