La motivación de verdad se nota más
Los que me leen en estos artículos semanales de Mundo Deportivo ya deben saber que no creo mucho en estos récords del fútbol actual de los que tanto se habla. De muchos de ellos te enteras que existen porque alguien, en un diario, una tele o en cualquier medio de comunicación, se ha entretenido contabilizando vete tú a saber qué dato para vender cualquier reto que haga más interesante cada partido. Esta Liga, con todo lo importante resuelto, se está haciendo ya muy larga y hay que echar mano de la imaginación para encontrar alicientes.
En las últimas semanas el desafío que se repetía una y otra vez era que el Barça podía acabar una Liga entera sin perder un partido. La realidad ha demostrado que, más allá de las palabras e incluso de forzar la voluntad para buscar grandes automotivaciones que ya no surgen con naturalidad, la plantilla, aunque sea inconscientemente, ya siente que el trabajo está hecho. Te puedes engañar haciendo trucos psicológicos, pero los jugadores, en su fuero interno, saben perfectamente que la Liga ya la han ganado hace semanas. Además, estamos a un mes del Mundial y es muy humano que la mente de los internacionales empiece a ir en esa dirección. Y el Barça tiene unos cuantos.
Así que con el 5-4 ante el Levante se acabó lo de la coña del récord. Y si hay que decir la verdad, en realidad este Barça ya había ganado esta Liga sin perder un partido, porque desde la primera jornada hasta la del alirón, no cayó ni una sola vez. Es más, se llevó la inmensa mayoría de los encuentros, ante rivales tan difíciles como los que hay en este campeonato. En una Liga de tres puntos, si empataras los 38 partidos acabarías invicto, vale, pero a lo mejor también en Segunda. Y no creo que fueran a celebrarlo por mucho récord que tuvieran.
Viendo el partido del domingo en el Ciutat de València enseguida te dabas cuenta de quien entró al campo más concentrado. Para muchísimos jugadores del Levante no hay Mundial que te pueda distraer y, en cambio, sí hay un subidón moral por haberse salvado en una temporada en la que llegó a temer por el descenso, así que ser el primero en ganar al campeón sí fue una motivación extraordinaria para ellos.
Eso dio lugar a un partido extraño, dificilmente concebible en otra fase de la temporada. Cuando el Barça se dio cuenta que en el fútbol actual no se puede salir a jugar con las manos en los bolsillos ante nadie ya iba 5-1. El arrebato final llegó precisamente gracias a ese marcador doloroso. Eso sí que activó la competitividad de los futbolistas del Barça. Y a punto estuvieron de remontar en media hora. En fin, no le demos más vueltas. No habrá invicto pero hay doblete