Mundo Deportivo (Barcelona)

Una tormenta llamada Nadal

Octavo título en Roma tras derrotar por 6-1, 1-6 y 6-3 a Zverev, con remontada en el tercer set tras parón por la lluvia, y vuelta al número 1 ATP

- Marta Pérez

La leyenda de Rafa Nadal continúa. Ya no solamente la de los títulos (ya 78) ni la de los rankings (de nuevo número 1), sino la de la garra, la de la adaptación a las circunstan­cias, la de no dar nunca nada por perdido. Esa que le permitió ayer sumar su octavo título en Roma, cinco años después de lograr el séptimo. Nadal superó a Alexander Zverev por 6-1, 1-6 y 6-3 en poco más de dos horas de una final con juego irregular por parte de ambos. Brillantes a ratos, fueron claramente superados en otros. La diferencia fue que dos de esas partes, la del primer set y la de la reanudació­n tras la lluvia, las dominó un Nadal que remontó un 1-3 en contra en el tercer parcial.

Lo hizo porque fue quien mejor se adaptó al cielo lluvioso de Roma, el mismo que decidió frenar la inercia de un Zverev desatado en el inicio del tercer set. Pero esa fue la mayor virtud de Rafa, la de saber dominar el escenario para sacar adelante un partido en el que empezó como los ángeles y en el que fue sufriendo con el paso de los minutos.

Porque los del inicio del partido fueron un recital del balear, dominador desde el fondo de la pista tanto con la derecha como con el revés, tanto con el saque como con el resto. A pesar de un break de inicio de Zverev, Rafa respondió a lo grande. Se entonó, subió el nivel, movió de un lado a otro al alemán. Tras el contra-break para 1-1, completó un recital adorado con passings, voleas y golpes de magia. Un 6-1 inapelable.

Pero Zverev no era un rival más. Era el campeón defensor del título, el reciente ganador en Múnich y en

Rafa Nadal “Mi primera victoria aquí fue en 2005, y es uno de mis mejores recuerdos. Tener esta copa tantos años después es algo de verdad especial”

“Sin mi equipo sería imposible hacer lo que estoy haciendo”

Madrid y está llamado a ser una parte importante del tenis en el futuro inmediato. Lejos de arrugarse, el alemán imprimió fuerza y velocidad a su revés en el arranque del segundo parcial, rompió el saque del español de salida y se fijó el objetivo de devolverle la moneda. Lo hizo ganando pista para dominar los intercambi­os desde el fondo. Nadal solamente pudo evitar el ‘rosco’: 1-6. Lejos de quedarse ahí, Zverev buscó el KO en el inicio del tercer set. Un break en el arranque ante un Nadal superado así parecía indicarlo. El alemán se puso 3-1 y soñó con fuerza con su primer triunfo contra Rafa tras cuatro derrotas previas.

La lluvia, aliada de Nadal

Pero entonces apareció un invitado con el que no se suele contar: la lluvia. El partido se paró durante diez minutos y Nadal ganó su saque después para agarrarse al encuentro. Y llegó un segundo parón. Este, de cincuenta minutos, fue letal para Zverev. Le frenó en seco el ritmo y le obligó a contemplar el crecimient­o del Nadal de la derecha letal, el del certero revés, el que domina a la perfección sobre tierra batida. El balear se desató con cinco juegos seguidos hasta el 6-3 final, el que determinó la reconquist­a de Roma cinco años después. Era su 8º trofeo en la capital italiana, 3º del año. Con 78 totales (56 en

tierra), ya es cuarto de la historia por delante de McEnroe (77). Por delante, lejos, Connors (109), Federer (97) y McEnroe (94). Donde sí está Rafa por delante del suizo es en el ranking ATP, en el que hoy, una semana después de ceder su trono, vuelve a aparecer como número 1 del mundo. Todo por su capacidad de dominar el tiempo y el espacio. Todo porque Nadal y su juego protagoniz­aron la mayor tormenta que se vio ayer en Roma

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FOTO: GETTY Nadal, ídolo en Roma tras los ocho títulos conquistad­os en el Foro Itálico, el último de ellos ayer frente a Zverev

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