Dembélé será otro Neymar

Mucho nos tememos que en el Barça, comprendidos técnicos, directivos, entorno (que no ha desaparecido del todo) y socios y seguidores aún no han caído en la cuenta de cuál es la proyección futbolística real de Ousmane Dembélé.

Que circulara hace pocos días el rumor de una cesión o ¡traspaso! sin que nadie saliera a cortar la posibilidad de tales dislates, invita a pensar que hay más de uno dispuesto a consumar lo que sería un sacrilegio futbolístico. En mi opinión Dembélé es lo que popularmente se conoce como un diamante en bruto, que el Barça tiene la ineludible obligación de pulir para extraer su máximo potencial. Con 21 años recién cumplidos, Dembélé apunta a sucesor de Neymar en lo positivo, aunque para ello el Barça ha de habilitar todos los medios, tanto personales como deportivos, para protegerlo hasta alcanzar esa meta. Es una cuestión de fe.

Dembélé coincide con Neymar en velocidad con o sin balón, regate, disparo con ambas piernas y capacidad de improvisación. Pera los rivales, una pesadilla. Sus defectos actuales no van más allá de los normales en un jugador tan joven, que en su caso pesa un traspaso cienmillonario.

Las dos lesiones que sufrió lastraron su eclosión a principio de temporada. Luego, ha dado pruebas de que se halla totalmente recuperado. Pero Valverde no terminó de confiar en él porque, quizá, priorizó la seguridad para atar Liga y Copa.

En la fiesta en honor de Iniesta, Piqué reveló que Dembélé llega siempre -o casi siempre- tarde a los entrenamientos. El chico sonrió aunque parecía no saber con exactitud qué había dicho Piqué. Cabe pensar que anda aún desubicado, sin dominar del todo bien los idiomas de acá. Ignoro cuáles son sus circunstancias personales en Barcelona, pero parece necesario establecer un plan para completar tanto su plena adaptación personal como para explotar su potencial futbolístico. A su edad, Dembélé apunta al estrellato. En el Barça no deben pensar en nada más