Mundo Deportivo (Barcelona)

Concesione­s al depredador

- Lobo Carrasco

España entró al partido con menos determinac­ión que Portugal y lo pagó con un penalti que Cristiano sacó a Nacho. El 1-0 metió en faena a los de Hierro y con la tenencia de la pelota empezó la confianza en el quiero porque puedo.

Pases y más pases para hilar buen fútbol -también a lo ancho- evitando a Carvalho y las solapadas líneas del técnico luso hasta que Busi ve un desmarque de Costa y lo pone en la pelea ante Pepe. Ganó Costa, entró en el área y también pudo con Fonte para sacar un derechazo raso imposible para Rui Patricio. Empate merecido, gran profundida­d por la banda de Alba, Iniesta e Isco para poner a Portugal en clara inferiorid­ad futbolísti­ca. Un larguero evitó el 1-2 y un error técnico de De Gea dio el segundo a Cristiano. Injusto por superiorid­ad con la pelota, normal si concedes errores ante esta Portugal que vive más del fallo que de los peloteros

Estrategia y golpeo perfecto

Nuestra selección soportó el segundo golpe con entereza y esta vez salió al segundo tiempo a trabajar directamen­te en campo contrario. La táctica portuguesa era la de la Eurocopa ganada en Francia hace dos años: defender muy atrás y salir a la contra, pero se comieron la estrategia de España en una falta. Balón aéreo para Sergio Busquets y remate en boca de gol otra vez de Diego Costa. En uno de los puntos fuertes de Portugal, España consiguió el 2-2. Les dolió.

Y con balón de bota en bota y sin dejar que los adversario­s pudieran contactar con Bernardo Silva ni con Gonçalo Guedes ni con Cristiano Ronldo, llegó el misil perfecto. Nacho coge un rechace, perfecta llegada y yendo al encuentro de la pelota suelta un derechazo a bote pronto que dejó al meta Rui Patricio y todo el estadio de Sochi boquiabier­tos. El 2-3 para España y a las posesiones largas a la espera de que Portugal arriesgase en zonas defensivas. Control, anchura y sin conceder errores que volvieran a alimentar al combinado luso.

De magnífico a dolorido

España dominaba y Santos tiró de banquillo: Joao Mario, Quaresma y André Silva. Poca agitación ofensiva porque la entrada de Thiago puso a España en un rondo de proporcion­es grandes y pequeñas. Gran fútbol. Hasta que llegó el golazo de CR al buscar las manos de Piqué. España dejó buenas sensacione­s pero concedió tres mortales: el penalti, un fallo de bloqueo y la última falta del partido.

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