Desde el callejón de Santo Domingo a la gloria
Tras retener su corona europea, a Abigail Medina le espera la disputa del título mundial del peso super gallo
Forjado a base de golpes, Abigail Medina ‘Bebe’, nació en Santo Domingo (República Dominicana) en el seno de una familia con poca tradición por el boxeo más allá de su hermano mayor que llegó a disputar algunas peleas amateur. Pero Abigail no se inició en el arte del cuadrilátero por querer seguir los pasos de su hermano mayor, Willi. Todo lo contrario, sino por ganarse su respeto. A la edad de siete años, cansado de ver como él y su hermana Alexandra salían perdiendo en las clásicas disputas que pueden producirse a la hora de la comida o de ver la televisión en cualquier hogar, decidió subirse al ring, pero sin excesivas aspiraciones deportivas, aunque el destino le tenía reservado un golpe con el que no contaba.
Llegó a Barcelona con 15 años. Sus padres, Magandiz Peguero y Confesó Me dina, le dejaron bien claro que primero eran los estudios y después el boxeo, que se olvidara de guantear. Él les hizo caso todo lo que pudo, hasta que la magia del boxeo le tentó tantas veces que no pudo decir que no. Un buen día se puso en contacto con él un ex amigo de Santo Domingo, Rafael Pujol, con quien compartió infancia, estudios y guantes en el Clup Julito López, en el callejón San Miguel de la capital de la República Dominicana. ‘Bebe’, emocionado, quedó con Ray, quien le dijo que boxeaba en el gimnasio Gallego Prada. Pero él, obediente,y por más que le insistiera su amigo, le dijo que no pensaba en el boxeo, sino en los estudios y en su trabajo a media jornada de mecánico de motos con cuyo sueldo ayudaba en casa.
Pero un día, cuando estaba en una pista callejera de baloncesto del barrio barcelonés del Clot, el boxeo volvió a llamar a su puerta. Era viernes y, como si fuera ayer, Abigail recuerda cómo llegó un hombre a la pista con una bolsa de boxeo y unos guantes que asomaban por encima de la cremallera. Con sus más allegados no dejaba de hablar de boxeo y de que en el gimnasio que él entrenaba había un niño de Santo Do- mingo espectacular, y que no había visto a nadie igual a esa edad. Medina se metió en la conversación y le dijo que sí que era impresionante, que le conocía desde que los dos compartían guantes de niños. ‘Bebe’ no lo sabía, pero hablaba con el ‘Pollo’ Ramírez, hoy uno de sus entrenadores y uno de los que dio más saltos de alegría el viernes, cuando su pupilo retenía el título europeo del súper gallo ante el francés Settoul, que le abre las puertas del título mundial antes de final de año.
El ‘Pollo’ le dio una tarjeta y le dijo que le llamara. Seguía resistiendo. Se lo pensó mucho. Había dado su palabra a sus padres, pero la curiosidad le pudo y un día se presentó en la que hoy es su segunda casa, la casa de los sueños, el Gimnasio Gallego Prada de L’Hospitalet, donde maravilló de inicio. Llegó un lunes y a los dos días ya lo pusieron a guantear con Sergio Blanco, otra de las joyas de esta cantera del cuadrilátero que estaba preparando un Campeonato de Europa en Italia. A día de hoy son otros los que esperan para fajarse con todo un campeón de Europa como Abigail Medina, que ha logrado hacer del boxeo su modo de vida, ya sea a nivel deportivo o impartiendo clases en los centros DIR en los que trabaja. Los sueños, a veces, se hacen realidad
Retrasó todo lo que pudo su paso al boxeo para priorizar los estudios y el trabajo