Muchos vuelven a casa
El Mundial de Rusia se acabó este fin de semana para mucha gente. El sábado quedó fuera Argentina, culminando un trayecto de críticas, broncas -internas y externasy alineaciones en las que entraban y salían futbolistas como si fueran una boca de metro. No voy a entrar en análisis técnicos de todo lo sucedido pero es evidente que una nación de tanto recuerdo futbolístico como es el de este país y, contando con el astro mundial Leo Messi, no puede aceptarse en ningún sentido el bajo nivel de juego que ha mostrado. Seguro que los principales ‘palos’ serán para los futbolistas. Son los que están en el punto de mira pero debe tenerse en cuenta toda la situación política federativa-económica, que ha llevado a que este país haya llegado a un nivel mundial tan bajo y del que hace muchos años había salido con éxito. Esperemos que ello no afecte negativamente a Leo que, imagino, debe estar abatido y pensando como va a seguir su relación con su selección.
Al otro lado del río, de La Plata, Uruguay, un país que debe tener sobre los 3 millones de habitantes, menos de la mitad que Catalunya. Tumbaron a Cristiano
Ronaldo y su grupo, que peleó hasta el final pero no pudo con la intensidad futbolística de los charrúas. No se puede explicar hasta qué nivel de entrega llegan los hombres de Tabárez que, como ejemplo definitivo, dirige a la selección desde hace muchos años apoyándose ya sea en unas muletas o en un palo que le permita poder levantarse para dar sus instrucciones. Un ejemplo los nombres de Suárez, Cavani, Godín, y el resto.
A Argentina la tumbó una
Francia con muchos jugadores de nivel, que juegan atrás para salir hacia delante para romper el centro del campo contrario. Cuentan con Griezmann y Mbappé como piezas básicas atacantes. Ya se sabe que el primero podría haber sido barcelonista si así lo hubiese decidido según lo que al parecer, había pactado con dirigentes de nuestro club. El otro,
Mbappé, se perfila como el crack de los próximos años. Recuerdo las declaraciones de Messi en el acto de entrega de la última Bota de Oro, allá en la Fábrica Damm que, cuando un redactor de Marca le preguntó por quién iba a ganar el próximo Balón de Oro, Leo, con modestia y gran visión, dijo: “existen varios candidatos”. Nombró a Cristiano, nombró a Neymar y nombró a Mbappé. La verdad es que el agosto pasado el Barça pudo hacerse con los servicios de este joven francés de 19 años. Cuando Neymar anunció que se iba al PSG, Júnior, mi hijo, informó a dirigentes del Barça de la posibilidad de firmar a un nuevo crack. Le hicieron caso y convocaron una reunión con los técnicos del club de primer nivel. Al final, un dirigente llamó y dijo que valoraban al jugador del Mónaco pero que los técnicos preferían a Dembélé porque era un prototipo de jugador que se adaptaría mejor a su sistema. La historia se escribe muchas veces así y hay poco que decir.
Hay mucha gente, por otra parte, que tenemos que agradecer a Infantino y a los que programan los partidos del Mundial que pusiesen el Rusia-España a las 16.00 horas de un domingo. No puedo imaginar cuánta gente disfrutó de una larga siesta viendo el partido
Mbappé se perfila como el crack que dominará el fútbol los próximos años