La fría exclusiva de Cristiano
Sorprendió la falta de energía y el conformismo ante la marcha del portugués
El acoso y derribo a Rubiales por parte de toda la maquinaria televisiva que mueve Pedrerol se ha visto momentáneamente frenada por la exclusiva que lanzaba Jugones el martes: El adiós a Cristiano del Real Madrid, que ficha por la Juventus.
‘Cristiano abandona el Real Madrid’ sentenciaban. El verbo es importante: ‘abandonar’ pone a Cristiano como responsable y convierte al Madrid en sujeto pasivo. Además atribuye a la información una con- tundencia irrevocable de los hechos. No es un condicional (‘abandonaría’ o ‘podría abandonar’) que implicaría una simple posibilidad de los hechos.
La noticia implicaba una ausencia de impacto o gravedad, dándole un tono casi antinatural a la información. El tono quedaba muy lejos del melodrama catastrófico mediático que supuso, por ejemplo, la marcha de Neymar del Barça.
Los conceptos alrededor del inocuo “abandono” de Cristiano giraban alrededor de una inquietante indolencia, una extraña pasividad, una neutralidad emocional insólita en lo que acostumbra acompañar al mercado futbolístico: “decir adiós”, “cerrar un capítulo”, “cambiar de aires, “cumplir una etapa”, “acabar un ciclo” … Estas eran las causas que motivaban a Cristiano en la súper exclusiva. Como si no pasara nada. Tampoco en lo económico. Pedrerol dejaba muy claro que el contrato de la Juventus equiparaba al del Madrid, por lo tanto, tampoco había ningún asunto crematístico. Ni rastro de dudas alrededor de la oferta económica. Simple mención al valor de la cláusula. Y ni un altibajo para el club blanco. Simple conformismo. En el editorial, el pre- sentador mostraba una rara apatía. No había ni el ímpetu informativo con el que habitualmente trata la actualidad: “Se va. Cristiano deja el Real Madrid. Cree que ha llegado el momento de decir adiós”. Se va la estrella, la que da al Madrid 50 goles por temporada, por un precio muy módico y aquí no pasa nada. Florentino, invisible: Ni rastro de su nombre. El Madrid queda como un club impasible. E indiferencia ante la transacción económica. Ni emociones ni lamentos. Para ser uno de los mejores futbolistas del mundo, la exclusiva más fría y abúlica de los últimos tiempos