La búsqueda permanente del medio tocador
El Barça espera que Arthur le siga ayudando a tener el balón en propiedad, la virtud en la que más destaca
El nombre de Arthur Melo empezó a sonar en la segunda parte de 2017 en círculos barcelonistas. El Gremio avanzaba rondas en la Libertadores al mando de un pequeño centrocampista (1,72 m.) que tocaba y tocaba la pelota, sin perderla nunca. Llegó la final ante Lanús y, con toda la presión de un partido de ese calibre, su índice de acierto en el pase alcanzó el 93%. Le valió para ser distinguido como el MVP de aquella final, y eso que no la pudo acabar por una lesión en su tobillo izquierdo que le mantuvo parado 98 días.
Un encuentro de tanta responsabilidad acabó de perfilar los informes técnicos del Barça, siempre a la búsqueda de ese tipo de jugador que le permita hacer del balón una propiedad privada, la esencia del estilo. Mientras La Masia trabaja en el perfil, si aparece un espíritu libre que encaje hay que ir a por él, aunque esté en Porto Alegre, como es el caso.
Con 21 años y diestro, en Brasil llevan meses diciendo que jugando se parece a Xavi. Por si faltaba algo, su ídolo es Iniesta. Arthur es el polo opuesto del último mediocentro brasileño que ha triunfado en Europa, el madridista Casemiro. En un doble pivote, como el que ha empleado su entrenador Renato Portaluppi en Gremio, él ejerce el rol de constructor.
Arthur llega al Barça con un impactante 94,8% de promedio de acierto en el pase en los siete partidos del ‘Brasileirao’. Pero a la vez sólo suma un gol y una asistencia. Eso, y su ausencia en la lista de 23 de Brasil para el Mundial, son los ‘peros’. De su rendimiento dependerá que se subraye más una cosa o la otra