Un Mundial más
A nivel de lenguaje televisivo el Mundial de Rusia no ha supuesto ninguna novedad
Los grandes eventos internacionales con enorme impacto mediático suelen implicar algún paso adelante en lo que a lenguaje audiovisual se refiere. Este Mundial, a nivel televisivo, de innovaciones más bien pocas (o ninguna). Es más, algunos realizadores de partidos todavía son de los que todavía enfocan rostros de bellas mujeres para amenizar los 90 minutos. A nivel futbolístico la revolución ha sido el VAR, pero respecto al medio, esto no ha supuesto ningún cambio más allá del plano inicial de la sala de imágenes con el equipo de árbitros frente a las pantallas.
Mediaset ha consolidado su fórmula habitual. Ha mantenido su línea de otros Mundiales y Eurocopas con el equipo clásico y la estrategia de la incorporación del llamado ‘fichaje femenino’ como novedad puntual. A nivel informativo, el equipo ha hecho un buen trabajo con las previas, post-partidos, análisis, entrevistas e informativos en Cuatro. Por suerte, el engendro de tertulia en Telecinco con Matamoros y Lequio bautizado como ‘La Mundial’, rechazado incluso por los propios profesionales de la cadena, no sobrevivió. A nivel de retransmisiones, Camacho ha ejercido con España el papel que la cadena quiere de él: Espectáculo. El forofo cegado por los colores de su equipo, con lamentos, lloros e indignaciones. Carreño y compañía han hecho un esfuerzo para adaptarse al nuevo ritmo del VAR que les ha cortado el rollo a la hora de cantar goles. José Antonio Luque y Pablo Pinto han representado la retransmisión en el sentido más estricto. En sus narraciones se mantienen en un segundo plano más aséptico y lo importante es lo que se ve: el fútbol. Manda la imagen y subrayan lo importante. En cambio, con Carreño y Camacho se prima lo que se escucha: el show de la palabra.
Aunque la eliminación de España ha hecho mella en la intensidad informativa y los partidos han pasado a estar narrados desde la distancia, Mediaset lo ha hecho bien. Está consiguiendo audiencias extraordinarias y comunica solidez y veteranía a la hora de gestionar, a nivel televisivo, los derechos de un acontecimiento de tan grandes dimensiones. La Roja les ha fallado, pero los espectadores no