ALAPHILIPPE II
Segunda victoria de Julian Alaphilippe en una etapa marcada de nuevo por el caos y por las caídas Yates se fue al suelo cuando lideraba la carrera a 6 kilómetros de meta. Sin novedad entre los favoritos
Se esperaba por anunciada una reacción de Movistar en la 16ª etapa del Tour de Francia, de 218 kilómetros, la segunda más larga, con terreno para ello, con cinco puertos dispersados en el recorrido, con dos 1ª en los últimos kilómetros antes de la meta de Bagnères-de-Luchon, pero ésta no llegó. Sí que la formación telefónica puso a hombres en cabeza de carrera, sí que Mikel Landa lo intentó en los últimos metros del Portillon y en el descenso final, pero la bravura del corredor vasco fue tardía y siempre bien respondida por un Sky que parece del todo insuperable. Fue ésta una etapa extraña y de nuevo caótica, marcada por la manifestación de los agricultores cuando sólo se llevaban 20 kilómetros recorridos, por los gases lacrimógenos lanzados por la policía, por la espeluznante caída de Philippe Gilbert (Quick-Step) en el descenso del Portet d’Aspet, allí donde Fabio Casartelli perdía la vida en 1995, y por el impacto contra el suelo de Adam Yates (Mitchleton-Scott) cuando lideraba en solitario la carrera a seis de meta, sirviéndole en bandeja el triunfo a un Julian Alaphilippe que va desatado.
El bravo corredor francés acabó logrando su segunda victoria en la 105ª edición del Tour por delante de un Gorka Izagirre al que se le sigue negando la suerte, pero que contribuyó de forma decisiva para que su equipo, Bahrain-Merida, le arrebatara el primer lugar de la clasificación por escuadras que antes de partir lideraba Movistar con algo más de siete minutos de margen. Alaphilippe es, sin duda, el rey de la montaña del Tour. Lidera este apartado y siempre podrá decir que se llevó la primera etapa de los Alpes y la primera de los Pirineos.
El de Quick-Step fue el corredor más valiente y afortunado de la numerosa escapada que se formó de casi 50 ciclistas, en la que estaban el mencionado Gorka y un día más un combativo Marc Soler (Movistar). De todos ellos el primero que presentó candidatura a la victoria final fue Adam Yates, después de coronar el último coloso del día (Portillon, 1ª) con 15” de margen sobre un Julian Alaphilippe que se lanzó como un poseso a su caza en el descenso final. Tuvo la fortuna de cara cuando su rival del Mitchelton - Scott se fue al suelo, pero también obtuvo el premio al riesgo y al coraje, dibujando sobre el asfalto un descenso portentoso.
Tras Alaphilippe, que se dio un baño de masas y que lograba el doblete tras triunfar en la 10ª etapa, entró el grupo de los favoritos, a casi nueve minutos. Ni el hecho de tener dos piernas menos en sus filas tras la expulsión del italiano Moscon el domingo fue impedimento para mantener la compostura y el control de la carrera, aunque cierto es que sus rivales tampoco les buscaron en exceso las cosquillas, reservándose para la dureza extrema que les espera hoy. Es ahora o nunca