Golpe de efecto del Barça
Espero que Malcom esté en el Barça muchos años para alegría de los culés
Esta semana el Barça ha dado un golpe de efecto. Influenciados en el club por las sugerencias presentadas por los mismos agentes que traen y se llevan a
Paulinho –nadie ha aclarado aún cómo ni cuánto–, que colocan a
Coutinho –sí, ya lo sabemos, excelente futbolista– a un precio no exagerado sino, lo siguiente, fuera de mercado, que dicen que están llegando veinte millones por
Marlon –si llegan los voy a recibir vestido de esmoquin y en Rolls Royce–... bueno, pues influenciados por estos agentes internacionales, Willian era el siguiente.
Total, 30 años en agosto, 70 millones de euros y ya está. Seguro que por Can Barça había recuerdos de aquel partido de Champions frente al Chelsea en que
Willian hizo un excelente partido, marcó un golazo y tiró un balón al poste. Esto podía resolver mentalmente las dudas que podían tener técnicos y directivos respecto a este jugador, que por su edad ya no era aconsejable.
Habría sido una llegada triunfal después de un Mundial bastante correcto, pero al tener que firmarle cinco años por su coste el jugador habría llegado a una edad en que no tendría mercado y sería una carga inaceptable para el futuro de la tesorería barcelonista.
De golpe, aparece un desconocido. Bueno, desconocido para los aficionados que no siguen la Liga francesca pero con muy buenos informes dentro del organigrama técnico del Barcelona. Estaba en el Girondins de Burdeos y había sido tanteado por Tottenham, Chelea, Everton y la Roma. En el Barça, mientras
Willian sí, Willian no, alguien se reunió con los agentes del futbolista –de esto hoy hace 23 días– en dos ocasiones. La cosa estaba bien encaminada porque esta vez sí era verdad que el futbolista prefería sin duda al Barça. Pero la discreción chocaba con la lentitud que provocaba varias consultas y análisis de los técnicos del club. Sí, pero... yo sí, yo no... parecería...
Mientras, Monchi, siempre atento a lo que surge, a lo que parece, contacta con sus agentes y con el club propietario de los derechos del jugador. Adelanta la negociación, llegan a unos puntos de acuerdo y prácticamente se da el tema por cerrado. Pero, de sábado a domingo, alguien anuncia en Italia que la Roma ha llegado a un acuerdo con este jugador. Así era, pero sin documento alguno firmado.
La gente del Barça reacciona al enterarse del preacuerdo con los italianos y en un golpe de efecto rápido llegan a un acuerdo con las tres partes, Girondins, jugador y agentes, se trasladan an avión privado a Barcelona y se cierra la operación.
Monchi, evidentemente, se enoja, de entrada no entiende qué es lo que le ha pasado a un hombre de su experiencia y, enfadado con el Barça, con Malcon, con el Girondons y con los agentes, su primera reacción es decir que denunciará la situación. No tiene camino.
Si los técnicos del Barça lo avalan y encima lo quería el director deportivo de la Roma, parece que la cosa pinta bien. Dejadme que presuma de Júnior, mi hijo, que estuvo en medio de todo esto. Ya le tocaba. Hace tres años habló de Umtiti –yo estaba delante– y se lo saltaron. Increíble, pero así fue. El pasado año, Júnior tenía a Mbappé en el aeropuerto de Niza para venir a Barcelona, pero prefirieron los técnicos a Dembélé, por ajustarse mejor al sistema de nuestro equipo. Es lo que dijeron. Bueno, ahora sí, con Malcom se dio. Esperemos que esté muchos años en el Barça para satisfacción de todos los culés