Mundo Deportivo (Barcelona)

La clase de Alaphilipp­e domina la Clásica

Se impuso a Mollema al sprint tras la caída que dejó KO a Mikel Landa

- Germán Melero

Quien ríe el último encima de la bicicleta es aquel que llega primero. Por cómo afrontó los metros finales, parecía un lugar reservado de antemano para Julian Alaphilipp­e (Quick Step). El francés se estrenó en la Clásica San Sebastián al imponerse a Bauke Mollema (Trek) sin ninguna dificultad aparente, como si a su lado le acompañara un sparring.

La Clásica estuvo decisivame­nte marcada por la caída que dejó fuera de juego a varios favoritos y en el hospital, por precaución, a dos ases de la carrera como Mikel Landa y Egan Bernal. Tony Gallopin o Gorka Izagirre fueron otros dorsales de postín que se quedaron sobre el asfalto bajando el Alto de Miracruz. El accidente lo propició un Dimension Data que se despistó mirando hacia atrás, sin darse cuenta de que un palmo más adelante había un corredor del Lotto Jumbo. El afilador terminó en desaguisad­o.

Landa se dañó el hombro y envió un mensaje tranquiliz­ador camino del hospital: “Estoy bien”, dijo a la espera de más pruebas. Bernal

sangró por la boca y le aplicaron un collarín por lo que pudiera pasar.

Controlada la aventura que protagoniz­ó Cyril Barthe (Euskadi Murias), el revuelo se originó Arkale arriba, habiendo dejado atrás una descafeina­da ascensión a Jaizkibel, menos selectivo que nunca al distanciar­se tanto de la meta. Las primeras filas fueron ocupadas para entonces por los Amador, Boswell, Siutson, Latour, Ulissi o Kruijswijk, que revoloteab­an en las comandanci­as de la carrera.

La caída en los albores de Ategorriet­a damnificó a la mitad de los aspirantes y conmocionó al pelotón, cuyo ritmo fue manso hasta llegar a Murgil Tontorra. La subida de Igeldo fue el esperado chispazo que avivó la Clásica. Antwan Tolhoek y Rudy Molard se atrevieron a atacar cuando la cuesta ya era una tortura y rompieron la carrera en mil pedazos.

Ion Izagirreas­umió las riendas de las vacas sagradas y persiguió a los dos aventurero­s. Van Avermaet cogió la rueda guipuzcoan­a y, en los últimos 500 metros del muro, dos exhalacion­es, Alaphilipp­e y Mollema, zanjaron la subida y tomaron posición preferente para jugarse el triunfo.

28 segundos de renta por el centro de Donostia era una ventaja suficiente para ese duelo de a dos. Alaphilipp­e, pura clase, no permitió ni por asomo que Mollema le arrebatara su consagraci­ón, una semana después de doblar triunfo en el Tour y de reinar en la montaña francesa. Anthony Roux y Van Avermaet (BMC) dieron tiempo al grupo perseguido­r y el Lotto Jumbo firmó una notable Clásica metiendo a Gesink, Kruijswijk y Tolhoek entre los 10 primeros. Ion Izagirre fue séptimo y se coronó como el mejor vasco en el Boulevard

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FOTO: EFE Alaphilipp­e no dio opción a Mollema en el sprint del Boulevard. El francés era uno de los favoritos tras su gran Tour y cumplió
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