Más que un guante

La protección que luce Bruno Hortelano en la mano que pudo perder hace dos años no esconde nada: enseña una lección de vida. Simboliza su lucha personal

A Bruno Hortelano le gusta pensar que el guante que luce en la mano derecha cuando está en la pista no oculta nada, no esconde nada que no quiera mostrar. Todo lo contrario: enseña una lección de vida, su lucha por volver a ser lo que fue antes de aquel 5

de septiembre de 2016 que nunca

olvidará. “Es un símbolo. Me recuerda mi fuerza y también mis debilidades”. Recuerda todo lo que ha tenido que sufrir desde que se negaba a mirar su mano derecha mientras trataba de imaginar desde la cama de un hospital cómo sería su vida después del accidente que podía cambiarlo todo.

Los antecedentes son de sobras conocidos. Un accidente en la autopista cerca de Madrid, la mano de Bruno en la ventanilla del coche, atrapada por el impacto. Tres dedos colgando: corazón, anular y meñique. ‘Mano catastrófica’ fue el impactante mensaje de los médicos. La palabra amputación circuló, y Bruno se negaba a mirar su mano derecha. No lo hizo hasta después de la segunda cirugía. Xavier Mir, la eminencia que ha curado las manos de decenas de pilotos, reparó los tejidos dañados con injertos del antebrazo de Bruno. Hoy, 23 meses después, Hortelano no puede abrir del todo la mano. “Pero no importa. Puedo cerrarla, salir de tacos, estrechar tu mano, escribir y agarrar las pesas”.

Para no olvidar su lucha, incluso la depresión por la que pasó a mitad de su lucha personal por no perderlo todo, Bruno guarda un símbolo, ese guante. Comenzó como una herramienta de protección, para evitar que el sol dañase la zona operada. Y cuando Mir le dijo que podía dejar de llevarlo, Bruno decidió que iba a seguir con él. Su símbolo, su amuleto.

Se lo fabrica Nike, que ya le ha hecho varios prototipos. El último, del que solo tiene un juego, negro con las letras del logo en rojo, le llegó esta misma semana para estrenarlo en el Europeo. “El primero que tuvimos ya era muy ligero, pero es que

ahora aún es más liviano .Noesel típico de ciclismo o de gimnasio”, explica su manager, Alberto Armas. Está hecho en Holanda sobre las peticiones del propio atleta, y se ha ido readaptando desde el modelo original. Su mano ya no lo necesita, pero va a seguir ahí para recordarle de dónde viene