Escalera de color

EL PÓKER JUNTÓ A PIQUÉ Y NEYMAR, que desapareció del vestuario culé por la ventana pero siempre que ha vuelto ha entrado como Pedro por su casa. El central y el crack brasileño ríen ahora tras una temporada tensa y dispar. Ney se jugó el año en París teniendo buenas cartas pero comprobó que las mejores estaban en Barcelona y el farol le salió mal. Ni Mundial, ni Balón de Oro, ni Champions, su reputación por los suelos, solo la famélica liga francesa para paliar sus penas. Se fue de la sombra de Messi para ser el rey y sigue a la orilla del Sena para pedir las mismas cartas en el enésimo proyecto franco-qatarí remitiendo al desesperado Real Madrid para la próxima partida. El torneo ruso fue un fracaso para ambos. Para el blaugrana un suplicio al no poder despedirse de la selección como se merecía a causa del mal rollo que dejó la abrupta irrupción de Florentino y el despido de Lopetegui; Bélgica le puso el lazo a Ney que deberá esperar hasta Qatar con 30 años.

PIQUÉ PARECE QUE EMPIEZA el curso más desbravado. El mal rollo con el club por el asunto de ‘La decisión' de Griezmann ha remitido, ha sido elegido tercer capitán por sus compañeros y da la impresión que ha bajado el volumen de sus declaraciones y no desea pisar más charcos. En sus negocios puede ser el nuevo patrón de una revolucionaria Copa Davis, un Mundial en toda regla que elevará la emoción y el nivel del actual formato. Al Barça lo ve bien, prometió que el equipo estaría más serio en la Champions, implora a Pogba y confía en la evolución de Dembélé. Como siempre, el Barça buscará todos los triunfos y se jugará la temporada con la Liga como termómetro del curso con la Champions entre las prioridades. El central barcelonés dio la bienvenida al VAR (cómo no) y se quejó con firmeza pero sin hacer sangre de la disparatada puesta en marcha que ha presidido el proyecto de Tebas para ‘evangelizar' el ‘soccer' y advirtió que los jugadores ya están muy saturados con el calendario y sus múltiples torneos