La lección del número 14
Cruyff fue el ejemplo más claro de que ganar no significa ser el mejor
La lección la escribió la Holanda de Johan Cruyff en el Mundial de Alemania en 1974. Pese a quedar segundos, la historia les coronó como los mejores.
El mundo del fútbol vive en gran parte del marketing. No nos debe extrañar que la proliferación de premios individuales al mejor jugador vaya en aumento y las polémicas sobre si un jugador se merece este o aquel premio más que otro sea una cantinela recurrente.
El Balón de Oro, el mejor Jugador del año de la UEFA, el The Best de la FIFA y otros muchos galardones sirven para homenajear a los jugadores y para mantener en marcha la maquinaria económica del fútbol.
Durante años hemos visto como algunos clubes y algunos jugadores se han empeñado en hacer lobby para conseguir determinados premios. La insaciable sed de fama, dinero y premios de Cristiano Ronaldo es un ejemplo de esa lujuria enfermiza por ser reconocido el mejor, aun no siéndolo.
La posibilidad de que este año ganen el Balón de Oro jugadores como Kylian Mbappé o Luka Modric es reconfortante. Ni uno ni el otro han hecho campaña para conseguir el galardón. Han jugado eso sí a las mil maravillas, uno ha sido campeón del mundo, y el otro, fue sin duda el mejor jugador del mundial, además de campeón de la Champions por tercer año consecutivo.
Centrándonos en el Balón de Oro. Desde 2008, es decir durante toda esta última década, Leo Messi (5) y Cristiano Ronaldo (5) han acaparado el premio que se instauró en 1956 premiando a Stanley Matthews, jugador del Blackpool FC, en enero de 2015.
La obsesión de Ronaldo por este galardón contrasta con la tranquilidad con la que Messi siempre afrontó la posibilidad de ganar este premio.
En 2013, los tres finalistas fueron Ronaldo, Messi y Manuel Neuer. El viaje a Zurich, en enero de 2014, para participar en la gala de la Ball D’Or fue un ejemplo de la deportividad de Messi. Durante el vuelo privado, en el que le acompañaba su familia, el jugador argentino no dejó de sonreír a pesar de que sabía que el ganador era el portugués.
Al llegar al hotel de Zurich donde se iba a celebrar la entrega del premio, los VIP’s fueron convocados a una sala donde se esperaba la llegada de los jugadores nominados. Messi, pese a ser una persona retraída y muy discreta, y Neuer, saludaron a todos los que quisieron acercarse a ellos para estrechar su mano. La llegada a la sala de Ronaldo fue bien distinta. No saludó apenas a nadie, y Xavi, uno de los capitanes del Barça que acompañaba a Messi junto a Alves y Neymar, puntualizó: “Cristiano nunca saluda a nadie.”
En 2014 Messi ya tenía un buen historial, había ganado ya los Balones de Oro de 2009, 2010, 2011 y 2012, mientras que Ronaldo sólo tenía el que había conseguido como jugador del Manchester United FC, en 2008, y el de 2013. Al término de la ceremonia, en la alfombra roja donde los jugadores hacían declaraciones, tanto el portugués, como su representante, Jorge Mendes, no centraron sus discursos en la alegría de haber ganado el premio. Ambos coincidieron en una misma idea: “Alcanzar a Messi”.
Efectivamente, Ronaldo alcanzó a Messi con cinco Balones de Oro. Ha sido extraordinaria la racha de tres Champions cosechada por el portugués en el Real Madrid, pero… es el mejor de la historia, es el mejor jugador del mundo… La respuesta es bien sencilla: No.
Messi es el mejor jugador de todos los tiempos, y es el mejor jugador del mundo. Sin discusión. Ahora que el portugués ya no juega en España se acabará la odiosa comparación entre uno y otro.
Johan dio una lección en Alemania. Su naranja mecánica y su extraordinario juego sucumbieron en la final, pero aún hoy siguen siendo los verdaderos ganadores de aquel mundial. A Messi ya no le hacen falta títulos para confirmar lo que ha demostrado durante 10 años, ser el más discreto, un gran deportista y, sin discusión, el mejor de todos
Messi no necesita ningún título para mantener su nombre como el del mejor futbolista de todos los tiempos