Ni soy de muchas rotaciones ni estoy preocupado
Ayer fue un día triste para los que conocimos y tratamos a Tito Vilanova. Ayer habría cumplido 50 años si el maldito cáncer no se lo hubiese llevado. Su fallecimiento fue una auténtica pena porque se fue demasiado joven, con tan sólo 47 años. Además, la enfermedad le atacó cuando estaba empezando a disfrutar de lo mejor del fútbol, cuando de técnico tocaba el éxito con el primer equipo del Barça. Él había hecho una carrera digna como jugador pero no pudo ganar títulos sobre el césped y además las lesiones se cebaron con él. Los problemas físicos le impidieron demostrar con continuidad la enorme calidad técnica que tenía. Y cuando pudo mostrar toda su sabiduría en el banquillo llegó el cáncer. Cada día pienso en él y en la enorme dignidad con la que luchó y con la que dejó este mundo En los últimos tiempos en el Barça hay temas recurrentes y uno de ellos es el de las rotaciones. Lo digo al hilo de que en Anoeta fueron suplentes Busquets y Coutinho y el equipo mejoró cuando los dos saltaron al campo. Mi visión es muy particular: soy partidario de las rotaciones con el marcador asegurado. Es decir, yo prefiero tirar de los mejores siempre que estén bien y sin riesgo de lesión, dar la ‘garrotada' al rival con ellos en el campo y con el marcador encarrilado, dar descanso a unos cuantos. Ahora, cada maestrillo tiene su librillo.
Otra cosa. Tras el partido contra la Real escuché a Valverde decir que estaba “un poquito preocupado, pero sólo un poquito” por el juego de equipo. Yo aún no lo estoy. Es cierto que ha habido partidos en que ha costado, como los de Anoeta y Zorrilla, pero el Barça ganó la Supercopa y ya manda en solitario en la Liga, con el Atlético y el Valencia muy alejados y el Madrid a dos puntos. Más preocupados estarán ellos