Dembélé otea un horizonte brillante
Lleva ya 5 festejos con la mano sobre los ojos, en plan guerrero indio, superando sus 4 goles del primer curso
Recibió el balón de Coutinho, de espaldas, lejos del área rival. Lo controló con la derecha ante la presión de Lozano y lo pisó hacia atrás con la izquierda (ventaja de ser ambidiestro) justo cuando llegaba Hendrix a la ayuda defensiva. Tras sorprender a los dos con su reverso, salió disparado hacia la portería holandesa y a la tercera zancada, ante la llegada de Schaab, se colocó el balón en la derecha ganando ángulo de disparo. Dibujó un tiro a media altura con efecto, colocación y potencia para superar la estirada de Zoet y lograr el 2-0.
Fue un golazo que el extremo francés celebró con el gesto que estrenó cuando decidió la Supercopa de España con un obús, un festejo
misterioso a falta de explicación: oteando el horizonte con la mano sobre los ojos, en plan guerrero indio.
Es la quinta vez ya en seis partidos oficiales que Dembélé parece buscar un amigo imaginario en la grada. Con ese ritmo goleador, lo acabará encontrando. Es el único azulgrana que ha marcado en todas las competiciones: tres en la Liga, una en la Supercopa de España y otra en la Champions, competición en la que la pasada temporada sólo anotó un tanto en tres partidos, ante el Chelsea, el único en el que fue titular en un curso en el que sufrió una grave lesión. Lo acabó con cuatro goles. Ya lleva cinco. Y ayer no sólo dio tranquilidad con el 2-0, también provocó la falta del 1-0 de Messi tras una conducción endiablada. Ya es vital