Cristiano: expulsión en plano corto
La obsesión de los realizadores de los partidos por el primer plano nos deja sin historia
En el minuto 28 del ValenciaJuve, el realizador nos estaba mostrando un saque de banda cuando escuchamos al narrador, José Sanchís, que se preguntaba: “¿Qué ha pasado?”. Su sorpresa coincidía con un cambio de plano, más general, donde observamos una lejana discusión dentro del área que no sabíamos a qué obedecía. Los comentaristas apuntaban a una posible agresión. Santi Cañizares señaló enseguida que Cristiano estaba implicado. A partir de ese momento, a nivel de realización, empezó el festival del plano corto. Primeros planos del rostro de Cristiano, de los árbitros y de los aficionados de la grada que no permitían entender el contexto. Cañizares explicaba que le había parecido ver a Cristiano con las manos en la cabeza de Jeison Murillo pero las repeticiones, en planos generales muy lejanos no aclaraban nada: la escena del conflicto quedaba tan al margen de la pantalla, tan fuera de plano, que no se apreciaba nada con claridad.
El problema era aún más grave cuando volvíamos al plano corto. Desde el terreno de juego nos apuntaban que Cristiano “se ha sentado, se ha tumbado, ha pataleado y ha dado puñetazos sobre el césped”. Pues bien, de todo esto que nos tuvieron que contar, no vimos nada porque un realizador con pretensiones artísticas, no nos mostraba las acciones y la historia sino los primeros planos de los rostros. “Por lo que reflejan las imágenes, para mí no hay agresión y entiendo el enfado de Cristiano. (…) Una decisión tremendamente injusta” decía Cañizares. Claro, el problema es que las imágenes que estábamos viendo eran nefastas para juzgar. El primer plano de Cristiano para mostrar sus lágrimas era tan reiterativo que nos perdimos sus movimientos de desesperación en el campo. En un segundo fugaz lo descubrimos delante de Marcelino, pero la imagen no duró nada. No percibimos cómo llegó hasta allí, con qué intención, cómo interactuó con él. Y finalmente lo vimos ya en el túnel de vestuarios. La obsesión por el primer plano en el fútbol y la insistencia en mantenerlo perjudica tanto el relato que deja al espectador sin información, sin acciones y sin parte de la historia