El Manchester United no rompe su maleficio con Old Trafford

Old Trafford se ha convertido en una pesadilla para el United, de nuevo estrellado en casa ante un rival menor. Esta vez ante el Wolverhampton, un recién ascendido que no parece inquietarle la etiqueta de novato en la Premier, capaz de descontarle puntos al City y ahora al cuadro de Mourinho (1-1): “Si hubiéramos jugado con la misma actitud que el día del Tottenham hubiéramos ganado”, dijo Mourinho. Otro revés para los locales, que no salen del bache, descolgados de la cabeza y con la sensación de que cada triunfo que logran es tan solo un respiro en mitad de la tormenta.

Empezó agitado el encuentro, previsible con el cuadro de Nuno Espírito Santo sobre el terreno de juego. No le teme a la Premier el Wolves, reforzado este verano y con claro acento portugués. Cinco de ellos saltaron a la cancha del United, que flojeó en la estrategia, amenazado con dos remates que nacieron de un saque de esquina.

Los grandes, sin embargo, no perdonan. Tampoco el United, nostálgico de una etiqueta que trata de recuperar en el tercer año de Mourinho en la entidad. Un mal rechace de la zaga del Wolves lo calmó Pogba, que con un suave toque con el interior asistió a Fred para que el medio brasileño, con la diestra, cruzase al fondo de las mallas (18’). Celebró el tanto la hinchada, necesitada de alegrías, esperanzada con darle continuidad a la racha reciente del equipo, que se reforzó a domicilio con triunfos en la Premier y en la Champions.

Ferguson vuelve a Old Trafford

Sonrió el mítico entrenador escocés desde el palco, ovacionado por los suyos en su vuelta a casa después de una recuperación lenta pero deseada. Aunque no tardó en cambiarle el rostro a muchos, preocupados por el atrevimiento de su oponente. No le quemó el balón al Wolves, paciente en la elaboración, sinónimo de impotencia para el United. Lo pagó caro el cuadro de Manchester, que tras el descanso se le escurrió la ventaja en una jugada en la que Jiménez dejó solo a Moutinho para que el portugués enviara el balón a la escuadra (52’).

El 1-1 mermó al United, que vivió un déjà vu, amenazado por un Wolves que no se conformó con el empate, atrevido con la entrada de Traoré. Y en el intercambio de golpes los de Old Trafford naufragaron, frágiles en defensa, sin ideas en ataque. Colgar balones a Lukaku fue su argumento, como quien juega a la ruleta, con tantas probabilidades de ganar como de perder. En este caso no fue ni una ni otra, aunque al United le supo a revés, a ocho puntos de la cabeza