El cuento de nunca acabar
Sucedió en el Bellavista -el restaurante de la familia Messi -enel descanso del torneo de dominó, que por cierto ganamos Josep Maria Fusté, el histórico zurdo de Linyola, y yo mismo. Cena en una mesa de ocho, excelente: Epi, Fusté, Jaume García, X. Pérez Farguell y varios empresarios. Uno de ellos pregunta a qué hora es el partido del día siguiente Barça-PSV. Le contestó que “a las 18:55”. “¿Cómo dices?”, me replica y le explico que es el primer partido de Champions a esta hora, una novedad más. Y pienso cómo ha cambiado poco a poco todo lo que rodea al fútbol. Bueno, el fútbol no, porque sigue jugándose once contra once, terreno de juego, porterías, balón que sirva y adelante. Pero “¿Y lo otro?”. Pienso en Juanjo Castillo y Julián Mir, muchos años directores de MD y Dicen, en Valdivieso, Pons, Sarmiento
Birba o Antonio Valencia, incluso en Pedro Escartín, árbitro y seleccionador nacional, en Matías Prats , el histórico, y hasta con José Luis Lasplazas, y tantos otros que si ahora viesen por un momento el día a día futbolístico no se lo creerían.
Les costaría entender, por ejemplo, que la mayoría de grupos se desplazan el mismo día del partido, que ahora viajan 40 o más en el grupo entre técnicos, jugadores, ayudantes, directivos, comunicación, protocolo... que ahora existe un sistema de vídeo que ayuda o no a los árbitros, que las camisetas cambian en casi todos los partidos -la del Barça a cuadros tiene tela marinera, que diría un castizo-, que ya no se da un partido por televisión, sino que se dan todos los partidos y a todas horas. ¡Ah! y que Barça y Madrid están cerca de los 1.000 millones de presupuesto, que vendrían a ser 166.000.000.000 de pesetas.
Y todo esto, por empezar un partido a las 18.55. Y, ahora llega, no llega, lo del partido de Miami entre el Girona y el Barça de Liga. Y en EE.UU., no se lo creerían, o quizá sí, después de enterarse de todo lo anterior.
Casi diría que me da igual, si quieren jugar en EE.UU. o en
Groenlandia, pero una Liga que dicen que es la mejor del mundo, que está dirigida por la Federación en lo que es el calendario, designación de árbitros y otros detalles, y por la Liga profesional actuando como una patronal en los derechos de TV, márketing, ingresos varios y Mundiales, no puedo entender que, ya en la época de Villar la relación fuese fatal y ahora, con el nuevo presidente, tampoco parece que las cosas vayan mejor.
Si tienen sentido común, y realmente trabajan para el fútbol, júntense y busquen acuerdos para el bien del fútbol español y no sigan peleándose para conseguir objetivos quizá innombrables
Me da igual dónde se juegue el Girona-Barça, pero Liga y Federación deben ir juntos