Víspera de un ‘waterloo’ (o no)
Resulta difícil glosar lo ocurrido durante la semana pasada al Barça. Una semana relativamente fácil, en la que debía conseguir 9 puntos, acabó con dos… y ¡líder!, que es lo mejor de todo y que demuestra que es, por ahora, el menos malo. Ha habido un jugador, Luis Suárez, que ha puesto el dedo en la llaga: falta actitud. Sí. Y compromiso. Eso se vio en Butarque donde los balones divididos, en los que hay que poner el pie y un par de algo más, los ganó todos el Leganés. Hay que luchar. Con un precedente como el de Roma tenemos suficiente. Pero, además, el planteamiento de Valverde no contribuye. Lo que queda del tiki-taka, cuando no se interpreta con rapidez no engaña a nadie, facilita el repliegue del rival y sus contragolpes que pillan adelantada la defensa. Se vio en Valladolid, Anoeta, Leganés, etc. El equipo parece jugar a balonmano con los pies sobando el balón de lateralmente. Sorprender a los rivales a base de lentitud es imposible. Se ha perdido la verticalidad, el pase al hueco y la rapidez. Solo Messi, con sus arrebatos de genio, es capaz de cambiar la dinámica. Pero eso no basta. Llega el partido de Wembley y nos tememos que si Valverde y los jugadores no rectifican tendremos una repetición de lo de Roma. Hay que amarrar atrás, abrir espacios y pillar al rival por sorpresa. O sea, lo que hacen los rivales cuando juegan contra el Barça. Hay que jugar con ganas, ideas, motivación, además de sacar el orgullo y la valentía. En suma, recuperar el espíritu de ahora hace un año, porque en la actual tesitura el encuentro de hoy puede la víspera de un ‘waterloo', con Valencia, Sevilla, Inter y Madrid en el horizonte. Si esta noche juegan como en Anoeta o Butarque la goleada está asegurada. ¿Soy pesimista? Pues sí. Señores jugadores, hay que espabilarse, dejar la piel en el campo, rendir hasta la extenuación y estar al nivel de lo que cobráis. (Entre paréntesis y sin ir más lejos, mirad el partido del Barça femenino del pasado miércoles y tomad ejemplo)