Hora Dembélé
La lesión de Messi abre las puertas de la titularidad a Dembélé, después de que en los últimos partidos el francés, tras un esperanzador arranque de temporada, la hubiera cedido en favor de Arthur, que con su presencia garantiza un mayor de control de juego para el Barça.
Ousmane dispone ante Inter y Madrid de una oportunidad única para darles la razón a los que apostaron por pagar ciento veinte millones por su traspaso, a cambio de renunciar al de Mbappé, porque al primero se le consideraba de un perfil más parecido al de Neymar.
Transcurrida más de una temporada de su incorporación, entre lesiones y las correspondientes suplencias, el rendimiento de Dembélé ha sido intermitente. Al galo se le valora por su velocidad, dominio del balón con ambas piernas que desconcierta a sus marcadores en el uno contra uno y por sentirse acomplejado por Messi. Puestos a comparar, su juego recuerda en parte al que desplegaba Carrasco en la década de los ochenta. Como el “Lobo” el galo es un extremo valiente que se expone a la arriesgada suerte del regate, sin que le queme el balón, aún a costa de ganarse ser pitado por su propia afición, especialmente cuando se adorna con un dribling de más. Porque si en alguna cosa Ousmane “carrasquea” de más, sin que me enfade mi buen amigo Paco ,es en la toma de decisiones en el desenlace de la jugada, soltando el balón cuando corresponde, antes de caer en la tentación de convertirse en un “chupón”.