Brians 2, Módulo 7
Cuenta José Mujica en su libro ‘Memorias del calabozo, 13 años de cárcel' que lo que más le costó en sus primeros años en prisión fue disciplinar su cabeza. Sostiene que el enemigo más grande habitaba allí, pero también poco a poco fue descubriendo que el amigo más grande convivía en el mismo sitio. Dice que escuchó a las hormigas gritar y que cualquier rata se domesticaba. Pero se dio cuenta que el remedio lo tenía él mismo.
Es un domingo tranquilo en Barcelona. La dirección no invita a nada bueno. El amigo que me acompaña me cuenta que si es la primera vez quedaré impresionado: Centre Penitenciari Brians 2, Mòdul 7, Carretera de Martorell a Capellades km 23. Jamás había visitado un centro penitenciario. He estado unos días en Barcelona y uno de mis objetivos era ver a Alexandre Rosell Feliu ,al que siempre he llamado por el nombre de Sandro ,yalque conocí en plena campaña de Jan Laporta para llegar a la presidencia del Barça: “Hemos fichado a un crack para la parte deportiva, y vamos a ganar estas elecciones”, me dijo Laporta. Aquel equipo de jóvenes emprendedores, inteligentes, más cerca de los yuppies, que presentaban sus proyectos a través de power points, que destilaban energía positiva, que se comían el mundo, me entusiasmaron como periodista. Era pura savia nueva en el Barça. Desprendían alegría y también mucha ambición.
Sandro fue uno de los hombres fuertes del presidente. Y posteriormente acabó también dirigiendo al Barça. Seguramente que como muchos de nosotros jamás imaginó que un día iba a estar privado de la libertad y encerrado en el Mòdul 7 de Brians 2 durante muchos meses sin haber sido juzgado. Lo acusan de cometer un delito económico con una empresa privada que, además, alega no haber sido perjudicada sino todo lo contrario. Y la justicia española no permite su libertad bajo una fianza de un millón de euros, que recientemente ha ofrecido Jaume, su padre.
Y me pregunto si habrá muchos Sandros en las prisiones de este mundo, esperando tanto tiempo que demuestren su culpabilidad. Y cuántos que no son Sandros, que están acusados supuestamente de haber cometidos delitos con dinero público, gozan de libertad.
En la cárcel donde estuvo el guerrillero Mujica, que luego fue presidente de Uruguay y hoy en día es uno de los grandes pensadores de este mundo, seguro que había muchas hormigas y ratas. Brians 2 parece limpia, al menos lo que permiten ver a los visitantes. Pero probablemente también Sandro Rosell habrá tenido que disciplinar su cabeza, y seguro que ha tenido el enemigo dentro de ella, pero también a su mejor amigo. Luce bien ante los ojos de los amigos que han acudido a verlo. Y sigue hablando mucho, de fútbol, de política, y cómo no, también de la injusticia que la justicia está cometiendo con él. Sus ojos sólo parecen aguarse en el momento de la despedida. Esa mano abierta golpeando en el cristal que lo separa del abrazo físico de sus amigos, y esa otra mano tocando el corazón estremece el cuerpo y llega al alma