Y el Camp Nou cantó “Julen quédate”
El Barça demostró que sin Messi es capaz de competir al máximo nivel y la afición vibró con su juego y con el desastre blanco, cebándose con su técnico
Un mosaico que reivindicaba el fútbol culé fue la previa perfecta del Clásico
Se celebró el VAR y hubo sustos con el palo de Modric y un cabezazo de Benzema
El magnífico mosaico reversible que el FC Barcelona creó para la previa del Clásico fue premonitorio. “We color football” o lo que es lo mismo, nosotros le damos color al fútbol, era el mensaje que la afición compuso con 90.000 cartulinas. Y vaya si el Barça se lo dio. El color del triunfo.
Basando su juego en una presión indesmayable, la primera parte del equipo azulgrana fue un recital en que cayeron dos goles que pudieron ser varios más. Rafinha repitió en el once azulgrana y contagió junto a Luis Suárez su intensidad y ambición al resto del equipo. La grada puso mucho de su parte y estuvo a la altura del envite, lanzados por el Espai d’Animació del Gol Nord. Primero se metieron con Sergio Ramos desde el fondo con insultos gruesos y después comandaron los cánticos más calientes del partido.
El penalti decretado por Sánchez Martínez a través del VAR por derribo de Varane a Suárez se jaleó a lo grande en la grada mientras que un abrigadísimo Leo Messi, con su hijo Thiago, se entregaba al éxtasis barcelonista. Antes se escucharon los ya tradicionales cánticos en favor de la independencia y se enseñaron globos amarillos. Siete de ellos cayeron al terreno de juego y en algún momento llegaron a confundirse con el balón, que al ser ya el de invierno es del mismo color.
Se llegó al descanso con 2-0 en el marcador y la sensación de que podía caer una goleada del lado local. Pero el equipo de Ernesto Valverde se enfrió en el entreacto y Julen Lopetegui decidió jugársela ya que estaba al borde la tumba.
Los primeros quince minutos de la segunda parte llevaron la zozobra al Camp Nou y el gol de Marcelo aceleró las pulsaciones de los culés. El colapso merodeó en forma de tiro al palo de Modric y de cabezazo alto de Benzema tras gran internada de Lucas Vázquez. Pero el Barça leyó bien la situación y, tras el corajudo arreón madridista, buscó rápido el área blanca. Allí, Lopetegui había dejado solo tres defensas -siendo uno de ellos Casemiroque tenían que marcar al hombre a los puntas culés. En ese momento eran Sergi Roberto, Suárez y Coutinho.
El vendaval barcelonista coincidió con la salida de Dembélé al campo y con el 3-1 de Suárez. El certificado de defunción blanco estaba ya firmado y la grada se entregó a la orgía de fútbol azulgrana. El lesionado Marcelo se fue del campo aguantando el chaparrón de la hinchada azulgrana. Con el cuarto y el quinto llegó el éxtasis y el sexto casi se cantó. A la afición le supo a poco que el árbitro sólo concediese dos minutos de descuento.
Lo que sí llegó a cantarse desde la grada fue el cántico “Julen quédate” en referencia al hundido entrenador del Real Madrid. La fiesta del Camp Nou acabó en recochineo, pero es lo que tienen los Clásicos si la derrota de uno de los dos grandes es abultada. Por lo que parece, Florentino Pérez no hará caso a la petición de la hinchada azulgrana. Lopetegui, que ya se comió cinco goles como portero culé en un Barça-Zaragoza, ayer se los llevó como técnico blanco