Esto es un Solari
Dos años con los discípulos del Castilla enseñándoles los mecanismos del juego y repitiendo que lo importante no es subir sino aprender para ser un día útiles al primer equipo, para soltar en la primera rueda de prensa que “a Melilla vamos a jugar con dos cojones”. Qué finura. La afirmación, más cuartelaria que formativa, dará mucho juego en adelante y consiguió ser preferente en los digitales deportivos y generalistas. A Solari le seguíamos en los anteriormente diarios sesudos con el ánimo de que estábamos ante un tipo instruido. Debe ser que Florentino imprime carácter a los que le rodean. El flamante nuevo entrenador del Real Madrid contestó a 14 preguntas sin conceder ninguna pista y evasivo, tres de ellas sobre Vinicius, Vini en la intimidad, sin dejar de mostrar en ningún momento una forzada y amplia sonrisa Profident. Se ignora si se ha perdido un referente pero el Madrid ha cambiado la pose de eterno tristón de Lopetegui por la nueva sonrisa del régimen del argentino. Tampoco debe olvidarse que Solari ha dejado atrás las aulas de Valdebebas para entrar en la lógica de los entrenadores de Florentino, una trituradora que ha tenido 12 técnicos en 15 años, de ellos siete despedidos. En el mismo tiempo, el Barça solo echó a Van Gaal.
COMO TODO PROFESIONAL QUE SE PRECIE, Solari viene para quedarse. Es la oportunidad de su vida y los que creen que los ciclos se repiten confían en que sea el nuevo Zidane. Está obligado a ganar y a elevar el nivel del equipo ante Melilla, Valladolid, Viktoria y Celta antes del parón. Entre tanto, hay un trabajo febril en los despachos buscando un técnico de primer nivel que haga tilín a la parroquia blanca y a mano, lo que se dice a mano, el más asequible es Bob Martínez, seleccionador de Bélgica. La situación se asemeja a la vivida este verano cuando el Madrid recibió el ‘no' de Pochettino, Klopp, Löw, Nagelsmann y Allegri. Por fin podremos ver hoy a Vini en un partido con los mayores y no por la tele dando vueltas a la rotonda de entrada de Valdebebas o siendo apaleado por los terribles rivales de Segunda B