De Inter a Betis, un agujero negro
Tenía previsto escribir hoy sobre la buena impresión que nos ofreció el equipo en Milán. Champions League frente al histórico Inter. Bloque, autoridad en el dominio del juego y creación continua de oportunidades que lamentablemente no fueron aprovechadas en su mayoría. El Barça puntuó y se está destacado en la lucha por conseguir el primer lugar de la liguilla y, a la larga, a la deseada Champions. Y así salí de casa a las tres de la tarde para llegar con tiempo al Camp Nou. Fui muy optimista porque pensaba que iba a ver un partido de una gran calidad técnica entre este Barça que puede jugar como en Italia y un Betis que tiene un bloque de jugadores técnicos, bien acoplados y dirigidos por un entrenador, Quique Setién, de los que dejan huella en los equipos que dirige.
La realidad es que el partido empezó a todo tren por parte del Barça que, en pocos minutos creo varias ocasiones en el área verdiblanca. Los béticos, sin inmutarse. Cuando tuvieron la pelota, la jugaban con sentido, con apoyos en medio campo y con superioridad en el área adversaria. Y plis, plas, 0-2 que dejó fríos a los culés a pesar de la excelente temperatura ambiental. Fue un partido que al final tuvo diferentes circunstancias. Expulsión, penalti y, en especial, muchos goles.
El desconcierto del Barça en el centro del campo crea muchas dificultades a la defensa del equipo, que ya de por sí, no anda muy fina. ¿Es culpa de la defensa que el equipo haya recibido goles en todos los partidos? Porque esta temporada no se termina un partido sin encajar uno o varios goles. Es evidente que los problemas empiezan en el centro del campo con poca agresividad técnica cuando no tenemos el balón. De ello, se resiente la parte de atrás y de ahí que este año llevemos ya tantos goles en contra como el pasado curso.
Si te fijas, ahora no están Iniesta, jugador clave del grupo, y tampoco Paulinho.
Han llegado a esta zona Vidal y Arthur .No es culpa de ellos, solamente, pero hay que tomar algunas decisiones importantes. Y en medio de todo esto, salta la noticia de que Dembélé no aparece, que está enfermo, en fin un problema más fuera de tiempo. Es evidente que este futbolista es una persona diferente a la mayoría de futbolistas que hay por el mundo en el mundo. Tiene otra mentalidad o formación. Leo y escucho que “hay que reconducirlo”, poniendo como línea la necesidad de cumplir con las normas del club. Como consejo y deseo está bien pero ¿cómo se hace esto? Porque este tipo de actuaciones no vienen de golpe, es una forma de actuar o de entender esta profesión. Fácil decirlo, difícil conseguirlo. Me pregunto si cuando se analizaron las fabulosas cualidades técnicas y físicas de este jugador, nadie pensó en conocerlo con más profundidad en especial cuando se tenía que hacer un desembolso de 140 millones de euros. Técnica y físico, ok y mentalidad básica para que todo funcione. Esperemos que sea así