La naranja mecánica

Cuando Koeman fue nombrado nuevo seleccionador holandés, dio la coincidencia que me encontraba en Amsterdam. Para celebrarlo fuimos a cenar y cuando pregunté por futuros valores que pudieran relevar a la generación de los Sneijder. Robben, Van Persie y compañía, que habían llevado a Holanda al pódium de los mundiales del 2010 y 2014 pero habían quedado fuera del de Rusia, Ronald rápidamente apuntó los nombres de De Ligt y De Jong. El primero era conocido por su excelente aparición en la final de la Europa League del 2017 que enfrentó al Ajax contra el United, en que se convirtió con 17 años en el futbolista más joven en disputar una final continental. Pero el segundo era un desconocido veinteañero que apuntaba muy buenas manera por su polivalencia y su inteligente visión de juego. Alrededor de ello, más la experta aportación de Cillesen en la portería, Van Dijk en el eje de la defensa y de un renacido Depay como referencia ofensiva, en pocos meses Holanda ha recuperado las esencias de la Naranja Mecánica para convertirse en la sensación de la Nations League. Con sus convincentes victorias contra las dos últimas campeonas del mundo, Alemania y Francia, los neerlandeses están a un solo punto de la clasificación para la final Four de una competición que poco a poco ha ganado prestigio. De la misma manera que Koeman ha ganado enteros como técnico de contrastada trayectoria en la promoción de jóvenes valores , al que en el entorno culé no se ha reconocido suficientemente, mientras se le da luz a técnicos de menor recorrido. Con el valor añadido para el héroe de Wembley que podría ser un factor clave en el aterrizaje de De Ligt y De Jong en el Camp Nou