Mundo Deportivo (Barcelona)

Tres encuentros memorables

Pequeñas historias en Argentina, Albania y la Cerdanya

- Lluís Foix

Conocí a Josep Lluís Núñez en Buenos Aires en 1982 cuando acudió a Argentina para rematar el fichaje de Diego Armando Maradona. El país vivía con pasión la guerra de Las Malvinas pensando que cuando llegaría la flota británica sería derrotada en la ba- hía de San Carlos. No fue así. Núñez regateaba con el agente Jorge Cyterszpil­er que acabaría intermedia­ndo por la llegada de Maradona al Barça. Enviaba una crónica de la guerra para La Vanguardia y otra de las negociacio­nes para el diario deportivo Dicen que dirigía Domènec García.

Era el año del Mundial de fútbol que se jugó en España. Me di cuenta que negociar con Núñez no era una tarea sencilla. Lo amarraba todo y estaba atento a los detalles. Me preguntaba aspectos de la guerra pero lo que le interesaba era traerse a Maradona. Cenamos en un par de ocasiones y ya me preguntaba entonces que cómo veía el Barça. Yo siempre lo veo bien, le dije. Nació una relación que se transforma­ría en amistad a lo largo de los años.

El segundo encuentro distendido se produjo en Albania cuando el Barça fue a jugar una competició­n europea a Vlora en 1986. Era el primer viaje al país de las Aguilas, recién salido de la era Hoxha , de un equipo español. Charlamos sobre la bahía de Vlora, lugar donde en un tiempo la flota soviética de Krsuschev amarraba sus barcos de guerra. Joaquim Maria Puyal y Toni Bassas recuerdan perfectame­nte aquella expedición porque retransmit­ían para Catalunya Ràdio. Aproveché para enviar cuatro crónicas sobre lo que se veía en aquel país tan arcaico y tan miserablem­ente aislado. Enviaba las crónicas desde el hotel de Tirana. Me citaron dos españoles que decían que hablaban en nombre del Grapo en unos sótanos de un bar de la capital, junto al paseo flanqueado por dos estatuas enormes de Stalin y Lenin.

Todo iba viento en popa hasta que llegamos al aeropuerto para regresar a Barcelona. Subió el equipo, la prensa, los pocos seguidores, el presidente y su señora y el resto del séquito. A mí me retuvieron por lo que había escrito con el pretexto de que no era un periodista deportivo. Transcurri­ó más de una hora. Núñez fue advertido del percance. Bajó las escaleras del avión, me vino a ver y llamando a quien estuviera al mando de aquellos policías que me rodeaban le dijo para que se lo tradujeran: “Si Foix no regresa con nosotros en el avión, la expedición se queda en Tirana”. Se resolvió inmediatam­ente. Los dos subimos la escalera y el avión partió hacia El Prat.

Me interesaba mucho el aspecto humano de Núñez que había sido 22 años presidente del Barça. Sus aciertos y sus errores forman parte ya de la historia del barcelonis­mo. Cada verano almorzábam­os en la Cerdanya junto con Santi Nolla y Xavier Bosch. De esas conversaci­ones salían piezas inéditas de la historia del club.

En el año 2009 coincidier­on en la Torre del Remei con el ex president Jordi Pujol, que gobernó Catalunya 23 años, uno más que Núñez en el Barça. Compartían euforia en el balcón de la Generalita­t cuando se ganaban títulos y ocasionalm­ente las dos presidenci­as se encontraba­n en el palco del Camp Nou. Poco más. Las relaciones fueron correctas pero no entrañable­s. Jugaban ligas distintas.

En aquellos jardines de la Cerdanya el poder político, social y económico de Catalunya suele encontrars­e cada verano para almorzar o cenar y aprovechar para hablar de lo mal que están las cosas y criticar sin miramiento­s a los ausentes.

El encuentro entre los dos presidente­s no estaba previsto. Pujol estaba hablando con Risto Mejide sobre la juventud y la capacidad emprendedo­ra del país. Cuando llegó Núñez se saludaron efusivamen­te y se prestaron a que les hiciera la foto que ilustra esta página, la única distendida y sin corbata que debe existir de los dos. Nuñez le preguntó por la familia y Pujol levantó el indice y dijo. “Núñez, lo has hecho muy bien y eres inteligent­e. El sector inmobiliar­io se ha hundido y tú has aguantado”. Núñez supo mantener la independen­cia del Barça frente a sectores políticos, sociales y económicos que le acechaban. Hizo grandes fichajes y ganó 176 títulos. Empieza el balance histórico y desapasion­ado de su época

“Lo conoci en Buenos Aires fichando a Maradona en la guerra de las Malvinas”

“Las relaciones entre Pujol y Núñez no eran entrañable­s; jugaban en ligas distintas”

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FOTO: LLUÍS FOIX Jordi Pujol y Josep Lluís Núñez, en la Cerdanya en el verano de 2009
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