La Copa de River

River y Boca han conseguido varias cuestiones inéditas en esta Libertadores. Por ejemplo, que fuera seguida por primera vez en Europa con interés. Muy pocos de los que la presenciaron que no eran de Boca o River difícilmente podrían responder quien fue el ganador de las dos últimas Libertadores (Gremio brasileño y Atlético Nacional colombiano). Jugar en Madrid abrió el abanico. También fue uno de los únicos River-Boca sin espectáculo impresionante en la grada. Lo potente de este partido era el comportamiento de las aficiones. Eso era lo más emocionante durante el encuentro. Antes, el duelo lo habían ganado los violentos.

NO HAY QUE OLVIDAR QUE EL PARTIDO se jugó en Madrid porque algunos violentos aficionados de River apedrearon el autocar de Boca sin que hubiera control policial. Con lo que el grave problema del fútbol argentino, dominado por la Barras Bravas, ha saltado a la luz pública y global. Por lo que sería importante que realmente se produjera un movimiento de lucha en Argentina para que retorne a su estado natural antes de la tiranía de la Barra. El partido de ayer se debía haber jugado en la cancha de River. Solo un monumental fracaso lo impidió.

EL ENCUENTRO NO FUE DE GRAN NIVEL, pero sí tuvo la pasión propia de estos duelos. ¿Cuántos jugadores de los 22 serían fichados hoy por los siete grandes clubs europeos? Pocos, por no decir ninguno. El fútbol argentino ha bajado el nivel. Hace algunos años habría más agentes y scoutings en las gradas que espectadores. Además, en la prórroga Boca se quedó con diez, después de un encuentro en el que los dos equipos tenían más miedo a perder que ganas de vencer. Dos buenas jugadas en los goles y en general falta de precisión con muchos disparos a las nubes. Al final, en la prórroga, se lo llevó River, que fluyó mejor, pero acabó sufriendo. Pero en fútbol solo queda que hay un campeón, no la indignidad de la previa. Esta Copa era más para ganarla por pena máxima