Una final en un avispero
El Sevilla se juega el pase en un ambiente crispado por la posible venta del club
El Sevilla de Pablo Machín se la juega esta noche en medio de un avispero. El estadio Ramón Sánchez Pizjuán será una olla a presión contra José Castro y su consejo de administración después de destaparse en la Junta de Accionistas del pasado lunes que los máximos accionistas de la entidad preparan una venta del club a un inversor extranjero.
Y todo, con el equipo jugando su primera final de la temporada, un todo o nada en el que ha desembocado su participación en la fase de grupos de la UEFA Europa League. La irregularidad del equipo de Machín, que perdió dos encuentros fuera de casa, ante el Krasnodar (2-1) y frente al Standard de Lieja (1-0), obliga al Sevilla a ganar a un equipo ruso virtualmente clasificado con 12 puntos para no depender de lo que hagan los belgas, que están empatados con los andaluces a 9 unidades y se miden al colista y desahuciado Akhisar turco, que no ha sumado ni un solo punto en los cinco partidos disputados hasta el momento.
Machín recupera para este choque a Jesús Navas después de varios partidos fuera del equipo por una lesión en el sóleo, pero tendrá en Pablo Sarabia a una importante ausencia, pues el madrileño, con 14 goles y 8 asistencias en todas las competiciones, es de los jugadores más en forma de la plantilla.
Es una cita clave, por tanto para el pentacampeón del torneo, que empezó a competir el 26 de julio con tres eliminatorias previas y cuyos aficionados no le perdonarían abandonar la competición a las primeras de cambio. La excelente marcha en la Liga, segundo a tres puntos de Barcelona, es otra historia y el sevillismo tiene presente que ésta es su competición preferida. La afición es consciente de que tendrá que apoyar al equpo y diferenciar las críticas a los dirigentes, que se esperan fuertes y sonoras, con el plano meramente deportivo