Mourinho anda suelto
Solari tiene el crédito agotado pase lo que pase en el Mundialito y Mourinho anda suelto en el mercado. Con la patada del United a Mou , un buen sector del madridismo cantó bingo con la esperanza de que Florentino haga lo que le pide el cuerpo y se traiga al entrenador luso para salvar el declive que se presiente y poner mano dura a un vestuario que se le va de las manos. En esta línea, el mandamás blanco ya intentó en vano fichar a Conte para suplir a Lopetegui. La atracción de Florentino por Mourinho no ha disminuido pese a su ciclo de tierra quemada con los títulos de Liga y Copa en la balanza y un completo manual de despreciables trucos para frenar al hegemónico Barça de Messi y Pep. ‘The Special One' no es hoy el técnico victorioso del Oporto y del Inter. Sale de Old Trafford como un técnico fracasado, con el discurso agotado y habiendo minado la autoestima de cracks como Pogba, Martial, Rashford o Alexis. Su legado en dos años y medio son tres títulos menores, entre ellos una Europa League, torneo que siempre detestó, y dejar a los ‘red devils' a 19 puntos del Liverpool y a 11 de las plazas de Champions League. Estaba escrito en alguna parte que Mou no ha sido un digno heredero de Alex Ferguson (36 títulos en 26 años).
A SOLARI SE LE PIDE QUE EN EL Mundialito el equipo no ofrezca una mala imagen. Ganar sería obligado pero no le reportaría ninguna prórroga porque el sector nostálgico que abandera Florentino considera que su recorrido tiene fecha de caducidad. El argentino se ha labrado en un tiempo récord un currículum que va del 3-0 ante el Eibar al 0-3 frente al CSKA y el empeoramiento del juego con respecto a Lopetegui. Pasar de la costumbre de jugar vertical a querer la posesión porque faltan los goles de CR7 es un sinsentido. Tampoco Solari ha sabido sacarle a Vinicius el gran potencial que se pregona desde el palco. La afición ha optado por silbar o por no acudir al Bernabéu. A cinco puntos del Barça y vivo en todos los frentes, no son pocos los que acarician una segunda etapa de Mourinho con la maleta cargada de patrañas para remontar el vuelo