Messi es un superdotado
Ha nacido con unas condiciones técnicas innatas para jugar al fútbol. Sin embargo, pienso que el mejor ‘músculo' de Messi es el cerebro. Probablemente hayan surgido otros futbolistas con su talento pero ninguno supo acompañarlo de tantas virtudes mentales como tiene Messi. Cualquier otro ser humano colmado de dinero, fama y reconocimiento mundial se acomodaría al cabo de los años y se olvidaría de la constancia. Messi, no. Lucha para ser el mejor, cada día. Con todo lo que él ganó cualquiera de nosotros se sentiría saciado. Él mantiene la ambición. Sabiéndote el mejor del mundo lo normal es no seguir instruyéndote y limitarte a ejecutar lo aprendido. Pero él tiene una cabeza tan privilegiada que le conduce a la humildad para tratar de mejorar todavía más: tratar de comprender mejor lo táctico, ejecutar las faltas con más precisión quirúrgica o ser más fiable en los penaltis. En definitiva, intentar ser más perfecto. A superarse a sí mismo. La sencillez es otro comportamiento mental infrecuente en las estrellas mundiales. Él, sin embargo, recuerda en cada galardón que son sus compañeros quién le hacen mejor. Mentalmente, Messi es un superdotado. Detecta antes que nadie los espacios, se anticipa a los movimientos y es capaz de procesar y ejecutar la jugada más rápidamente que sus rivales, que no logran pararle, ni cuando repite su jugada preferida. Tiene un dominio mental sobrehumano. Cualquiera de nosotros perderíamos el control después de recibir, a 150 pulsaciones, un codazo de Marcelo que nos dejase la boca sangrando. A él, en cambio, no hay nada que le descentre de su objetivo. Su mente está programada para responder con su fútbol. Cumplir su misión. No se le recuerda ni un solo gesto antideportivo. Ni una sola palabra de prepotencia. Su fuerza está en la mente