Mundo Deportivo (Barcelona)

La esperanza europea de la velocidad

- Gemma Herrero @gemmaherre­ro

Dina Asher-Smith (Reino Unido, 1995) acaba de ser elegida como la deportista del año por la Asociación Británica de Periodista­s Deportivos y estuvo entre las finalistas de la IAFF para el premio a la atleta del año, que ganó la saltadora colombiana Caterine Ibargüen. Su 2018 ha sido para enmarcar, ya que logró en los Europeos de Berlín ser triple campeona en 100, 200 y el relevo 4x100, algo que ninguna atleta británica había conseguido. Tiene además su los récords de país en velocidad y a se ha convertido sus 23 años recién grand cumplidos en la esperanza europea próximo para el y los Juegos Olímpicos de Tokio.

“Me siento feliz y orgullosa, pero no me hago muchas ilusiones. Fueron los europeos, no el Mundial ni unos Juegos. Hay atletas en el mundo que son mejores que yo y debo correr muy rápido si quiero vencerlas. Aún debo mejorar”, admite con humildad, pero para poner en contexto cuáles son sus posibilida­des basta con darse cuenta de que sus marcas. Los 10.85 en los 100 metros y los 21”89 en los 200 logrados en Berlín el pasado mes de agosto hubieran sido de oro en el último Mundial que se celebró en Londres en 2017. Asher-Smith hace bien en no fiarse, porque en abril en los Juegos de la Commonweal­th fue bronce en los 200 por detrás de la jamaicana Shericka Jackson y de la atleta de Bahamas Shaunae Miller-Uibo. Sus precaucion­es no son una pose. “En atletismo liderar un año, lesionarte al siguiente o encontrart­e con tres mujeres más rápidas que tú. Es un deporte que te obliga a ser humilde. No te puedes dormir en los laureles”, dijo al ‘The Telegraph’.

Dina Asher-Smith se ha convertido en una cara conocida en su país, aunque ella asegura que puede seguir viajando en metro y nadie la reconoce. Las marcas se la rifan y ha recibido ofertas publicitar­ias millonaria­s e invitacion­es para asistir a diferentes actos junto a estrellas de la música y el cine que suele rechazar: “Tengo una gran obsesión este año y no estoy dispuesta a perderme mis entrenamie­ntos. Si algún evento coincide con mis sesiones digo: Lo siento, pero no puedo ir. Me invitan porque corro rápido, pero ¿cómo corro rápido? Porque me entreno. No me puedios do distraer”.

Hace un año se graduó con honores en Historia en el King’s College de Londres, siendo su trabajo final sobre la historia del jazz centrándos­e en las relaciones raciales, los me- y la representa­ción racial a través de la historia “y me parece deplorable cuando se refieren a una mujer como ‘la esposa de’ y si escarbas un poco te das cuenta de que era el cerebro detrás de todo”. En las entrevista­s que concede, AsherSmith se esfuerza en lanzar siempre que puede un mensaje feminista: “En un mundo dominado por hombres, no se habla lo suficiente sobre lo difícil que es para una deportista ser madre y regresar a la alta competició­n. Jessica Ennis-Hill, por ejemplo, logró volver a ser campeona del mundo y plata en los Juegos después de dar a luz. Para mí es una inspiració­n, una reina”.

Al atletismo por un helado

Dina comenzó en el atletismo de casualidad y gracias a un helado. De niña recibió clases de trompeta, baile y natación “entre otras cosas porque mis padres buscaban que liberara mi energía, que al parecer era enorme. Cuando tenía ocho años en la escuela se puso en marcha un club de atletismo y a mí no me interesaba demasiado, pero una amiga me convenció diciéndome que si me apuntaba con ella me compraba un helado.

Después me inscribier­on para una carrera en Crystal Palace, don- de participab­an otros 300 niños y recuerdo pensar que era el peor día de mi vida, aunque terminé quinta”. El atletismo no le llamaba demasiado la atención hasta que conoció un año después al técnico John Blackie, que decidió que las pruebas de velocidad en lugar de las de larga distancia podrían divertirle más. Blackie tenía razón y sigue siendo a día de hoy su entrenador.

Desde muy joven destacó. A los 13 años logró el récord del mundo en los 300 metros y su progresión fue meteórica. En el 2011 ganó su primer título internacio­nal en los Juegos juveniles de la Commonweal­th, en el 2013 fue campeona europea junior en los 200 y el relevo 4x100 y un año después ganó el Mundial junior en los 100. Además, con solo 17 años participó en el Mundial de Moscú logrando el bronce en los 4x100 y convirtién­dose así en la relevista más joven de todos los tiempos.

Dina, que participó como voluntaria en los Juegos de Londres, compitió en los de Río después de proclamars­e campeona europea en los 200 y fue quinta, pero todavía se emociona al rememorar su primera medalla olímpica, el bronce en el 4x100 y la ilusión con la que preparaba el Mundial que se celebraría de nuevo en casa, en Londres, en el 2017, pero todo se torció cuando en un entrenamie­nto en febrero se fracturó su pie derecho. Muchos pensaron que la temporada se había acabado, pero ella se empeñó en llevarles la contraria. Seis meses después de sufrir la lesión fue cuarta en la final de los 200 y ganó la plata junto a sus compañeras en el relevo 4x100. Toda una proeza

A sus 23 años, Dina Asher-Smith apunta al Mundial de Doha y a los Juegos de Tokio 2020

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FOTO:GETTY Siempre lanza un mensaje feminista. “En un mundo dominado por hombres, no se habla lo suficiente de lo difícil que es para una deportista ser madre y volver a la alta competició­n”
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