Mundo Deportivo (Barcelona)

Como un vendaval

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El 1 de julio de 2012, en el estadio olímpico de Kiev (Ucrania), Jordi Alba asombró al mundo del fútbol con una carrera increíble por la banda adversaria para terminar marcando un gol de bandera culminando así un increíble pase en profundida­d de Xavi.

Era el segundo de los cuatro goles que España le endosó a Italia en aquella final de la Eurocopa. Ni Pirlo , ni Abate ,ni Barzagli ,ni Bonucci ,ni Buffon pudieron con aquel lateral que corría como vendaval. Alba certificó aquella noche su pase al paraninfo de los dioses y su regreso al FC Barcelona.

El pasado sábado, en el Camp Nou, Alba vio un tremendo hueco en la defensa del Celta de Vigo. Leyó a la perfección que Suárez se llevaría al central hacia la banda izquierda y que el rey, Leo Messi, se quedaría sin marca. Como arte de magia y como si hubieran visto esta jugada unos segundos antes, Alba cedió el balón al argentino, que completame­nte sólo batió al guardameta vigués y sentenció el partido.

Ese pase de gol a Messi evidenció que Alba es el mejor jugador del mundo en su posición y que su buen momento de juego no es una racha, sino el resultado de una perfecta preparació­n y un total conocimien­to del libreto del Barcelona. “El chaval juega a ser jugador del Barça de memoria”, explicaban los técnicos del club cuando ponían a Alba como ejemplo a los nuevos jugadores que llegaban al vestuario.

Alba y los otros chavales como Messi, Busquets o Piqué, juegan de memoria, pero el caso del lateral es muy curioso, porque con la presencia de Neymar en la banda izquierda y su especial relación con Luis Enrique se mantuvo alejado de su mejor nivel de juego al menos dos temporadas. Pero el jugador ha resurgido e incluso ha obligado a Lucho a incorporar­le a la selección.

Si se visionarán todas las jugadas que ha protagoniz­ado Alba en lo que va de temporada no daríamos crédito al

hecho de que un defensor pudiera escabullir­se tantas y tantas veces de un esquema adversario diseñado para pararle. La versatilid­ad de Alba, su rapidez y su lectura de juego hacen imposible detenerle, y el gran Messi es el gran beneficiar­io.

Alba es además un jugador valiente al que no le da miedo el contacto. Eso sí, cuando el contacto existe, parece como si le hubieran matado. Un conocedor del jugador asegura que Alba tiene pánico por lesionarse y que al mínimo dolor experiment­a una

irreprimib­le angustia. Sus llamadas a la banda cuando cae al suelo son constantes y sus alertas al banquillo casi siempre quedan en nada. El día del Celta volvió a suceder.

Esa situación sí que requeriría ayuda de algún tipo. Alba sólo tiene ese defecto, y posiblemen­te le acompañara por el resto de su carrera, pero existe una desproporc­ión total entre su valor y el miedo que tiene de que le haya pasado algo cuando cae al suelo.

Simpático donde los haya, Alba, “el de l’Hospitalet”, como se refieren a él en las retransmis­iones deportivas, nació en esa ciudad del área metropolit­ana de Barcelona hace 29 años, por lo que se le aventura una carrera futbolísti­ca de leyenda. Alba pesa 58 kilos y mide 1,70. Con el Barça ha ganado los seis grandes… la Liga, la Copa, la Supercopa, la Champions, la Supercopa de Europa y el Mundialito. Con la selección ganó aquella Eurocopa de 2012.

Pero sin duda por lo que se recordará a este jugador es su asociación con Messi. Cuando dentro de varias décadas se recuerden los goles del mejor jugador del mundo, Alba emergerá en muchas imágenes, y ese premio será la recompensa a su esfuerzo, a su lectura del libreto del Barça y a saber entender que los malos momentos se superan con trabajo y apoyando a Messi

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FOTO: GETTY La versatilid­ad de Alba y su lectura de juego hacen imposible detenerle, y el gran Messi es el gran beneficiar­io.

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