El año en el que se pasó de soñar a creer
Las ‘RedSticks’ del hockey afrontan el 2019 creyendo en un proyecto a largo plazo que en 2018 hizo historia
Un oro olímpico y dos subcampeonatos europeos brillaban hasta este 2018 en el palmarés de la selección española femenina de hockey hierba. Eso sí, el último éxito se remontaba al continental de 2003 de Barcelona. Desde entonces, varias generaciones habían soñado con llevar a la selección de nuevo a lo más alto, pero lo cierto es que, si bien se había mantenido un buen nivel en Europa, se había sufrido mucho en Mundiales y Juegos. Muestra de ello es que España se quedó fuera de los de Londres 2012.
Pero la selección experimentó un proceso de cambio de cara a Río 2016, donde se metió gracias a una carambola múltiple con un bloque joven, con buenas perspectivas de presente y de futuro. La consolidación del grupo ha sido clave para la consecución en 2018 de un histórico bronce mundial en Londres, tal como explican las internacionales del Polo Xantal Giné y Melanie García.
Giné, fija en la selección desde ese 2012, ha vivido sinsabores como la no clasificación de la selección para el Mundial de La Haya de 2014. Por ello, sabe mejor que nadie que la medalla supone, ante todo, una inyección de confianza y de visibilidad para la selección. “Ahora nos damos cuenta de que somos capaces de pensar en ganar torneos o estar los pódiums. Aunque queremos dejar claro que, aunque ahora tengamos esta visibilidad, no solo hace falta ganar para lograr que se apoye al deporte femenino”, reivindica.
En efecto, el hockey hierba ha engrosado la larga lista de éxitos de las deportistas españolas en los últimos años. Lo ha hecho tras apostar por una estructura de trabajo firme con las selecciones nacionales. Desde hace años se realiza una multi- tud de concentraciones durante la temporada para favorecer, más allá del trabajo táctico, la unión entre sus jugadoras. Los frutos ya se vieron en Londres. “Para mí la clave fue el sentimiento que le pusimos. Nunca había sentido lo que viví allí. Pusimos el corazón en el campo para luchar todas juntas”, explica Melanie García. Muchos corazones que se convirtieron en uno solo a base de mucho tiempo compartido duen rante el año. “Con esas concentraciones se ha logrado esa conexión que hay entre todas. Sabemos cómo jugamos y lo que queremos es que en las competiciones se note que somos un equipo unido y que se conoce”, interviene Xantal.
Una madurez muy planificada
En esa planificación anual de la selección también han tenido mucho peso los clubes. “Han entendido que como tenemos esas presencias en la selección no hace falta que nos sumen tanta carga de trabajo. Hay una mejor gestión”, agradece Giné. Así, todo ha favorecido que el seleccionador Adrian Lock haya conformado un bloque que en este año cerrado recientemente ha logrado su mejor resultado, a dos años de Tokio 2020. “El proceso de trabajo es el mismo que para Río, pero ahora las más pequeñas han crecido y esa madurez se ha visto”, reflexiona Melanie.
Porque España se plantó con humildad en Londres y acabó jugando de tú a tú contra las grandes potencias. “Nuestra idea era la de llegar a cuartos. Pero tras empezar mal y ganar en los shoot-out a Bélgica en octavos empezamos a creer”, explica Giné. “Ahora se trata de no ponernos
Tras lograr el bronce mundial en 2018, la selección sueña con asentarse en la élite
Xantal Giné y Melanie García señalan al bloque como clave para el gran cambio
expectativas, de llegar a los torneos confiando más en nosotras. Nos vemos peleando ya con grandes selecciones y les hemos perdido ese respeto que les teníamos”, cuentan Xantal y Melanie, tras ver que la selección jugó de tú a tú contra equipos como Alemania y que cada vez está más cerca de otros como Argentina.
Por su cabeza pasa ya el Preolímpico, donde España debería jugarse el billete a Tokio. Y, en el caso de lograrlo, a seguir creciendo. Porque España se ha ganado precisamente eso en 2018: el derecho de pasar de soñar con grandes objetivos a creer con todas las de la ley en un trabajo que lleva a conseguirlos