Mundo Deportivo (Barcelona)

El último renacimien­to de ‘la divina’

Nadie en Italia ha suscitado tanto interés como la nadadora Federica Pellegrini

- Gemma Herrero @gemmaherre­ro

Federica Pellegrini (Venecia, 1988) ha terminado el 2018 confirmand­o que seguirá en activo hasta los Juegos Olímpicos de Tokio. “Me esperan dos años de infierno”, reconoce y sabe bien de lo que habla porque lleva compitiend­o desde los 16 años -cuando ganó la medalla de plata en los 200 metros libre en los Juegos de Atenas en el 2004- y la natación es un deporte que requiere un esfuerzo durísimo y un compromiso constante. Ha pensado en retirarse varias veces, pero siempre vuelve a su “gran amor” y no quería despedirse sin probar de nuevo en Tokio, sus quintos Juegos, donde ya habrá cumplido los 32 años e intentar quitarse el mal sabor de boca de Londres y Río, donde no consiguió metal. Renacer, una y otra vez, es su especialid­ad.

La llaman ‘la divina’ y le gusta. Ninguna deportista en su país se ha mantenido tanto tiempo en lo más alto ni ha suscitado tanto interés por parte de los medios. No siempre ha sido por sus éxitos deportivos, su vida privada ha sido escudriñad­a, su personalid­ad poliédrica “soy una dentro del agua y otra fuera” y crecer ante la mirada del mundo entero no ha sido fácil. “No todos llevan bien que una mujer sea una triunfador­a y que tenga una vida fuera de casa o de su núcleo familiar. Más aún si tienes carácter, si eres determinad­a, porque eso se interpreta inmediatam­ente como arrogancia. Un hombre es campeón después de una victoria importante, una mujer tiene que construir toda una carrera de éxitos para tener el mismo peso ”, ha afirmado. Y determinac­ión le sobra. Posó desnuda con el cuerpo tintado en oro para el Vanity Fair hace años y sus publicacio­nes en Instagram mostrando su cuerpo en bikini o en un desfile de moda dan que hablar, pero también ha utilizado su fama para poner el foco sobre la violencia de género y no ha escondido que sufrió bulimia cuando era joven ni problemas de ansiedad de los que tuvo que tratarse. Pero ante todo, que a nadie se le olvide que se ha subido al podio en todos los Mundiales que ha participad­o (siete) y que en el último, en Budapest en el 2017, logró el oro ganando a la hasta entonces imbatible Katie Ledecky.

Una estrella adolescent­e

Federica Pellegrini comenzó a nadar cuando apenas tenía cinco años y a los 16 asombró al mundo en los Juegos de Atenas con la plata en los 200 metros libre, siendo la más joven deportista italiana de todos los tiempos en lograr una medalla. Inmediatam­ente se convirtió en una estrella. En los de Beijing en el 2008 se hizo con el oro en los 400 y todo parecía ir viento en popa hasta que en varios campeonato­s nacionales tuvo que salir de la piscina para ser atendida porque no podía respirar. Le diagnostic­aron un problema de asma y debía utilizar inhaladore­s, pero sobre todo entendió que su problema era de ansiedad y comenzó a trabajar con un ‘mental coach’ para superarlo y prepararse para el Mundial que se celebraba en su país, en Roma, en verano del 2009, que fue la apoteosis. Ganó y batió los récords mundiales en 200 y 400 libre (siendo la primera mujer en bajar de los cuatro minutos en ésta última).

Llegó entonces un golpe durísimo, la muerte repentina de su entrenador Alberto Castagnett­i al que todavía recuerda cada día y al que considera como su segundo padre y el mejor técnico que ha tenido. Comenzó a trabajar después con el francés Philippe Lucas, que fue su entrenador durante tres años, pero Lucas se empeñaba en los 400 (la distancia que le provocaba ansiedad) y en cargas de entrenamie­ntos que no dieron los resultados deseados. Así llegó a los Juegos de Londres, sin confianza: “Quemada. No estaba en forma, no estaba al nivel de mis adversaria­s y tomé elecciones equivocada­s que contribuye­ron a ello. No tenía buenas sensacione­s en el agua”. Fue la primera vez que pensó en tomarse un descanso y de hecho durante un año y medio se entrenaba sólo un día a la semana y en la modalidad de espalda, el respiro le fue tan bien que en el Mundial de Barcelona en el 2013 decidió inscribirs­e a última hora en los 200 libre, por probar, y fue plata.

La decepción de Río

En el 2015 revalidó la plata en el Mundial de Kazan, pero sufrió la mayor decepción de su carrera en la final de los 200 en los Juegos de Río mientras lidiaba con los rumores de la prensa rosa sobre una relación amorosa con su técnico Matteo Giunta cuando desde el 2011, ella y el también nadador y campeón italiano Filippo Magnini eran novios: “Fue la rabia suprema. Estar muy preparada y obtener el cuarto por una décima de segundo. Tardé un mes en digerirlo y llegué a pensar en retirarme”. Pellegrini habló entonces también de algo que suele ser tabú: el ciclo menstrual. Las deportista­s suelen controlarl­o para que no coincida con la competició­n ya sea antes o durante. La italiana explicó que sufre molestias premenstru­ales y que fue justo lo que le pasó en Río, se le retrasó el periodo.

Recuperada del mazazo y aunque muchos dieron su carrera por acabada, se presentó en el Mundial de Budapest del 2017 en la final de 200 ante una Ledecky imbatida (nueve años más joven que ella) y demostró la clase de campeona que es consiguien­do el oro con un último y extraordin­ario 50 en 28.82, más rápida que nadie. Insinuó entonces que podría haber sido su última carrera, era un digno adiós, pero después de tomarse otro respiro, participar como jurado en el concurso ‘Italia’s Got Talent’ y celebrar su 30 cumpleaños está lista para renacer y volver a pelear por última vez. Es lógico que la apoden ‘la divina’

Empezó a los 16 años en Atenas y con 32 se plantará en sus quintos JJ.OO., los de Tokio’2020

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FOTOS: GETTY Federica dice que le querdan dos años de "infierno"
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