Penalti a Vinicius y falta en el gol de Griezmann
Para arbitrar estos duelos, que son muy bonitos, el árbitro debe tener un plus añadido que le faltó a Estada Fernández, como también a Martínez Munuera en la sala del VAR, que hizo un trabajo incomprensible teniendo en cuenta que tenía las imágenes. Se puede comprender que un árbitro falle en una decisión en directo, pero que lo hagan en una sala con las repeticiones no. Hubo falta de criterio en las decisiones. Una sensación de constante conexión con el VAR que terminó determinando la forma de ver las jugadas.
La primera polémica es clara. No hubo penalti a Vinicius Junior. No me lo pareció en directo y menos vistas las repeticiones. El primer contacto sobre el brasileño es fuera del área y luego cae dentro de la misma. Es una jugada bastante clara y, vistas las repeticiones, debería haberse rectificado. Del mismo modo, tampoco debió subir al marcador el gol de Griezmann. A este le precede una clara falta de Correa sobre Vinicius Junior que da lugar al contragolpe. Debió pitarla Estrada Fernández y acompañar además de tarjeta. Es difícil de entender que con cosas tan claras no se ayude más desde el VAR, que lo debería haber anulado. Ni Estrada Fernández y Martínez Munuera no tuvieron la tarde. En estos partidos hay que estar a la altura, a pesar de su enorme complejidad. Son tensos, pero bonitos de dirigir.
Tampoco se entiende que pasó con el VAR en el gol anulado a Morata. Parece fuera de juego, pero luego no tiran la línea en las repeticiones para confirmarlo, a diferencia del primer gol de Griezmann, que sí salió para confirmar el acierto del asistente. Al final, con este método, el árbitro se deja llevar por el salvavidas del VAR y si este está desafortunado lo terminan pagando. No deberían arbitrar influidos por eso, aunque hay errores groseros que no se pueden permitir con las imágenes. Cuando hay que aplaudir, como en la expulsión a Thomas o el penalti no pitado sobre Morata, que se deja caer y luego le da al balón con la mano, se aplaude, pero si se patina también se debe decir