Que quede en bache
Que el Barça atraviesa un bache de juego se hizo más evidente ayer en San Mamés donde los culés, además, se quedaron sin marcar por primera vez en esta Liga. Exceptuando el partido de Copa contra el Sevilla en el Camp Nou los de Valverde no han cuajado buenas actuaciones en 2019. Destellos sí, pero solo eso. Los azulgrana han bajado una marcha, sea porque se están autorregulando, por el bajo rendimiento de jugadores clave o por falta de chispa e inspiración. Hasta la fecha la factura no ha sido tan elevada y el Barça sigue líder a seis puntos del inmediato perseguidor y ha sabido corregir los errores en las eliminatorias de Copa a la espera de lo que pase en el Bernabéu. Buena parte del mérito es del seguro a todo riesgo que los culés tienen contratado con Ter Stegen bajo palos. Los milagros del alemán salvaron al Barça en la Catedral donde se hizo muy evidente que sin Jordi Alba no hay paraíso en la banda izquierda, más bien un desierto. Resulta incomprensible que no exista en la plantilla un reemplazo natural en su posición. La mejor noticia para el Barça en Bilbao fue constatar que Aleñá puede suplir a Arthur con garantías y pensar que, con Messi al cien por cien y el regreso de Dembélé, el equipo puede recuperar la chispa y el desequilibrio que han faltado últimamente. Las temporadas son largas y los momentos de sufrimiento inevitables. El curso pasado el bache fue en abril y se convirtió en socavón. Las sensaciones que estos días transmite el equipo de Valverde no son positivas pero aún hay margen. Esta semana sin doble esfuerzo puede ser clave para recuperar sensaciones, empezar a reconducir el rumbo y recordar las lecciones que dejó la temporada pasada